Sufrir una parálisis facial suele tener efectos negativos en las personas afectadas. Sentimientos como depresión, actitudes como el aislamiento y disminución en la calidad de vida son algunas de las consecuencias que trae a nivel emocional. A nivel físico, puede acompañarse de dificultades para hablar, para ver, para sonreír, para parpadear, entre otras.
Afecta principalmente a personas mayores de 40 años, frecuentemente a pacientes con diabetes, a pacientes inmunocomprometidos y a mujeres en su tercer trimestre de embarazo. Y suele ser un móvil de consulta más habitual de lo que se cree.
Ahora bien, ¿Cuáles son los motivos que la ocasionan? Hablamos con el doctor Santiago Pigretti, médico especialista en neurología, miembro de la Sociedad Neurológica Argentina y Coordinador de la unidad de ACV del Servicio de Neurología Hospital Central (Mat. 13286), quien comentó a este diario las causas de la parálisis facial:
“Los causales son múltiples y pueden dividirse en:
- Periféricos:
- Idiopáticos: Parálisis de Bell (suele ser la más frecuente);
- Infecciosos: Virus Herpes, infecciones bacterianas de oído medio y mastoides, meningitis, enfermedad de Lyme, etc.;
- Tumorales: tumores benignos de las vainas nerviosas, tumores de parótida, tumores linfoproliferativos del sistema nervioso central o metástasis óseas;
- Traumáticos: Fractura de hueso temporal o una cirugía;
- Inflamatorios: Síndrome de Guillain Barré;
- Centrales:
- Accidentes cerebrovasculares isquémicos o hemorrágicos,
- Placas desmielinizantes,
- Tumores;
- Lesiones inflamatorias”.
De acuerdo con el profesional, cuando se habla de parálisis facial se hace referencia a la pérdida de fuerza muscular de los músculos de la mímica, que están inervados (conectados, relacionados) con el nervio facial. Dependiendo de la zona en la que se asienta el problema, tal parálisis puede ser periférica (que es aquella que está vinculada con una lesión en la vía nerviosa, la cual conecta al nervio facial con el músculo), o central (que es aquella que está vinculada con lesiones que sufre la vía nerviosa, encargada del movimiento en el sistema nervioso central). Es por ello que, además de los antecedentes clínicos, los signos de una parálisis facial permiten a los doctores sospechar de algunas causas.
“Desde el punto de vista clínico, las parálisis faciales periféricas afectan toda la hemicara (esto es, músculos frontales, orbiculares y de comisura labial), mientras que en las centrales solo el componente inferior de la hemicara (la comisura labial) se ve afectado”, especificó el neurólogo.
Otros síntomas que indicó Pigretti fueron:
- Pérdida del gusto de los 2/3 anteriores de la lengua;
- Molestias como dolor inespecífico en pabellón auricular (oreja) y zona retroauricular (detrás de la oreja), o dolor auricular ante ciertos ruidos habituales;
- Disminución en la salivación;
- Lesiones corneales (por la incapacidad de cerrar el ojo);
- Dificultad para comer (por la dificultad para cerrar la boca).
“La parálisis facial siempre está aislada. Si hay otros signos neurológicos como debilidad de brazo, pierna, incoordinación, trastorno en el habla, etc., debemos buscar otras causas de lesiones en el sistema nervioso”, explicó.
En ese sentido, el sitio Medline Plus señala que, además de las preguntas habituales que hace el profesional, este puede pedir exámenes de sangre (entre ellos glucemia, conteo sanguíneo completo (CSC), tasa de sedimentación eritrocítica (ESR) o examen de Lyme); una tomografía computarizada de cabeza; una electromiografía o una resonancia magnética de la cabeza. “El tratamiento depende de la causa”, asegura.
¿Cuánto tiempo puede llevar el tratamiento?
Para concluir, el médico entrevistado dijo que habitualmente la recuperación demora semanas, hasta 4 a 6 meses. “Se asume que, posterior a 6 meses, el déficit neurológico queda instalado. Esto ocurre en aproximadamente 15% de los pacientes. Otro factor de riesgo para secuelas son las parálisis faciales recurrentes, aunque esto es infrecuente”, sentenció.