Desde hace varios años que el trasplante de riñón viene siendo el más realizado en el país. Este año la situación se mantiene, llegando al momento, a un total de 61,8% de los trasplantes totales, según datos actualizados del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI). Ahora bien, ¿Por qué sucede esto?
Hablamos con Orlando Huser, médico nefrólogo, jefe del servicio de Clínica Renal y Hemodiálisis del Hospital Central y parte del equipo de trasplante renal de la institución (Mat. 4780), quien explicó las razones de esta diferencia. Según el profesional, la principal causa de trasplante renal es la enfermedad renal crónica, afección prevalente en el 10% de la población: “Un aproximado de cuatro millones y medio de personas tiene en algún grado enfermedad renal crónica. Esta es habitual porque enfermedades preexistentes como la diabetes, la hipertensión, la obesidad, el consumo de sustancias tóxicas, el tabaquismo y el consumo exagerado de otro tipo de sustancias prohibidas o de medicamentos, llevan a que los pacientes tengan enfermedad renal crónica”.
De acuerdo al nefrólogo, de todas las patologías preexistentes, la diabetes y la hipertensión se llevan más del 75% de los ingresos de los pacientes a hemodiálisis, lo que se resuelve en algunos casos, tras un trasplante de riñón. “La hemodiálisis es un procedimiento por el cual la sangre del paciente es pasada por un filtro denominado dializador para poder eliminar de ella las sustancias que se acumulan por la falta de función de los riñones. Luego de este tratamiento se puede proceder a un trasplante renal”, explica la Sociedad Argentina de Nefrología.
Así mismo, el especialista manifestó que la donación de riñón se puede hacer en vida o con el riñón de una persona fallecida que no se haya expresado en contra del procedimiento, lo que da un margen mayor para que puedan realizarse estos trasplantes. En esa línea, expresó que si bien los donantes deben ser histocompatibles (que su órgano sea compatible con el organismo del paciente) pueden tener un grado de consanguineidad de hasta tercer grado y no disminuir su calidad de vida por la donación: “Las condiciones para donar están en no padecer de ninguna enfermedad preexistente (como cáncer, como diabetes con enfermedad renal, como hipertensión con enfermedad renal, o por algún otro tipo de enfermedades hereditarias), excepto en pacientes con HIV que tienen riñones sin HIV. Es importante resaltar que el donante no reduce su calidad de vida. Sí tiene que tener un cuidado especial porque vive con un solo riñón, lo que requiere mínimos cuidados, pero no limita su calidad de vida para nada”.
En cuanto a la vida media de los riñones trasplantados, Huser indicó que es de 10 años. Sin embargo, contó que si el riñón proviene de un donante vivo, la media puede elevarse hasta 22 años. “El trasplantado cambia rotundamente para bien su calidad de vida desde la ablación. Deja de asistir 3 veces por semana al tratamiento de diálisis y tiene una re inserción social y laboral plena. Debe obviamente mantener cuidados especiales con su dieta, no aumentar de peso, tratar la hipertensión y ser medicado, pero su calidad de vida mejora notablemente”, finalizó.