La alimentación de los pequeños sufre importantes variaciones durante los dos primeros años de vida. Comenzando con la lactancia materna exclusiva, esta no puede ser reemplazada ni complementada con ningún otro alimento durante los primeros 180 días. Y esto porque, de acuerdo a la Sociedad Argentina de Pediatría, en esa etapa el niño se encuentra bajo una maduración digestiva, renal y neurológica que necesita adaptar.
Bajo consejo médico y luego de los seis meses, se inicia una alimentación complementaria a la leche humana, que va progresando con el tiempo. Sin embargo, dentro del plan alimenticio de los menores, muchos alimentos deben evitarse e incorporarse pasado el primer año. Según Daniel Sordi, médico pediatra y neonatólogo (Mat. 4662), estos son:
- Alimentos fritos,
- Alimentos con azúcar,
- Azúcar,
- Alimentos con sal,
- Sal,
- Jugos artificiales,
- Gaseosas,
- Grasas,
- Fiambres,
- Embutidos,
- Carnes mal cocidas,
- Café,
- Té,
- Leche de vaca,
- Golosinas,
- Cubitos de caldo,
- Enlatados,
- Alimentos con conservantes,
- Nueces,
- Maníes,
- Semillas,
- Pochoclos,
- Jugos de frutas,
- Miel
Entre los alimentos antes mencionados, el profesional explicó que algunos se pueden incorporar después de los seis meses, como los jugos naturales de frutas; otros luego de los dos años, como la miel (por el riesgo de botulismo) y varios de ellos después de los 5 años, de acuerdo a consenso médico, como los caramelos duros, las nueces, los maníes, las semillas y los pochoclos. “No se debe agregar bajo ningún concepto azúcar y sal a las comidas antes del primer año”, indicó.
Así mismo, el doctor recomendó no dar comidas mal cocidas ni carnes crudas, evitando el riesgo de síndrome urémico hemolítico y de intoxicaciones. “Además, no se le debe dar huevo hasta los nueve meses, donde se incorporará en preparaciones como flanes, budines y tortillas, siempre habiéndolo cocido por más de 10 minutos”, señaló.
¿Qué comidas sí se pueden incorporar a partir de los seis meses?
Respecto de los alimentos que pueden complementar la lactancia materna luego de los primeros 180 días, Sordi mencionó verduras y frutas maduras, como zapallo, zanahoria, papa, batata, manzana, banana, peras y carnes de vaca y pollo sin grasa ni piel. “En esta etapa, el niño va recibiendo porciones pequeñas de comidas durante el almuerzo, ya que la cena se debe sumar en el séptimo mes”, indicó.
Cumplidos los siete meses, el neonatólogo especificó que se pueden agregar cereales y sus derivados, como sémola, fideos, arroz, polenta, avena, fécula, zapallitos; otras frutas como el durazno, el damasco; pan, vainillas; yogurt entero de vainilla y el queso cremoso. “Es importante que todo esté bien cocido, sin piel, pisado, colado y sin colorantes. En este sentido, el yogurt de frutilla no se debe incorporar en esta etapa”, aclaró.
Una vez que el organismo del pequeño se ha ido adaptando progresivamente a los alimentos, el pediatra aseguró que se pueden incorporar la salsa blanca y el queso rallado.
“Debemos recordar que una alimentación saludable es un derecho del niño porque garantiza la vida, cumple una función importante en la socialización y la construcción de significados sobre lo que es la función familiar. Es importante recordar el momento de comer es un espacio de aprendizaje y amor. La alimentación está relacionada no sólo con lo que se come, sino también con el cómo, cuándo y con quién y hay que tratar de minimizar las distracciones durante las horas de comida si vemos que los chicos pierden el interés rápidamente. Hay que darles tiempo para que coman, no hay que hacer gestos o expresiones de rechazo del alimento delante de ellos. Y dejarlos que toquen los alimentos, ya que esto los puede ayudar a que los reconozcan, se van a incorporar luego de dos o tres días, a veces un poco más, para darles tiempo a los chicos para que vayan haciendo una memoria del gusto”, finalizó el profesional.