El cepillo de dientes es el instrumento de higiene oral más común de la población. Desde pequeños es recomendado para eliminar la suciedad de dientes, lengua y encías. Sin embargo, si bien es indicado para la salud de la boca, si no es cambiado cada cierto tiempo y no se le dan los cuidados pertinentes, puede implicar ciertos riesgos.
De acuerdo con el doctor Diego Ferrari, Especialista en prótesis dentobucomaxilar y Director Científico de Instituto Ferrari (Mat. 30622), el cepillo dental debe ser cambiado cada tres meses o si se ha padecido alguna enfermedad respiratoria, ya que desarrolla hongos y bacterias: “Muchas veces, cuando nos lavamos los dientes dejamos el cepillo mojado, permitiendo justamente que aparezcan esos hongos y esas bacterias. Y cuando nos enfermamos un error muy común es no cambiar de cepillo. Por ello, es muy importante tener siempre un cepillo guardado”.
Así mismo, explicó que este instrumento permite limpiar algunas caras del diente, por lo que es fundamental complementar con hilo dental o con un cepillo interdental para llegar a toda la boca: “Los dientes tienen cuatro caras laterales y un borde incisal o una cara ocusal en premolares y molares. La cara interna y externa se limpia correctamente con cepillo, pero las caras proximales (entre los dientes) requieren la utilización de hilo o cinta dental, dado que el cepillado solo es insuficiente. También hay dispositivos que complementan al cepillo e hilo en la higiene bucal, como los irrigadores”.
Sumado a lo anterior, el director científico aconsejó no aguardar a que el cepillo tenga sus cerdas (pelitos) abiertas, ya que es malo para la dentición y las encías. El cepillo pierde resistencia y efectividad, incrementando la amenaza de caries y de enfermedades periodontales.
Los principales riesgos, según Ferrari, están en la inflación de las encías (gingivitis), que en pacientes con predisposición genética derivan en enfermedad periodontal y también en la relación directa de esta enfermedad con enfermedades sistémicas que afectan a tejidos renales, cardiovasculares, entre otros.
Otras afecciones a las que puede conducir una mala higiene dental, según Clínica Mayo, son la endocarditis (infección del revestimiento interno de las cámaras o válvulas cardíacas que por lo general ocurre cuando las bacterias o gérmenes de otra parte del cuerpo, como la boca, se propagan a través del torrente sanguíneo y se adhieren a ciertas zonas del corazón); la enfermedad cardiovascular (algunas investigaciones sugieren que la enfermedad cardíaca, las arterias obstruidas y el accidente cerebrovascular podrían estar relacionados con la inflamación y las infecciones que las bacterias bucales pueden causar); complicaciones durante el embarazo y el parto (la periodontitis se ha relacionado con el nacimiento prematuro y el bajo peso al nacer) y la neumonía (ciertas bacterias presentes en la boca pueden ser arrastradas hacia los pulmones y, en consecuencia, causar neumonía y otras enfermedades respiratorias).
¿Cada cuánto limpiar los dientes?
Finalmente, el odontólogo sugirió realizar 3 higienes bucales por día: después de desayunar, después de almorzar y en la noche, destacando a esta última como la más importante: “Antes de dormir se debe dedicar más tiempo al cepillado, además de asistirlo con hilo dental y algún enjuague en caso de estar indicado. También los pacientes portadores de implantes dentales y o prótesis fijas o removibles deben extremar las medidas de higiene”.