La llegada del coronavirus obligó al mundo a romper sus rutinas. Oficinas ruidosas, calles colapsadas, colegios inundados de chicos y un sinfín de actividades dejaron de ser exactamente como lo eran. El cambio impuesto por la pandemia trasladó todo a las casas, que se convirtieron en oficinas, centros de diversiones, escuelas, restaurantes. Y, con ello, aparecieron algunas fallas y ansiedades.
Uno de los problemas que comenzó a manifestarse en los adultos fue encontrar la paciencia y habilidad necesaria para ayudar a los chicos con sus tareas escolares. Una situación inesperada, que puede repercutir en el proceso de eneñanza y aprendizaje.
Sobre el tema hablamos con la licenciada en Ciencias Pedagógicas, profesora y psicóloga Nancy Martínez (Mat.507 y Mat. 2886), quien aseguró que para aprender a distancia y en situación de crisis se necesita una alta dosis de automotivación y de voluntad: “Yo les pido a los docentes que las tareas que envían a los alumnos sean atractivas, con imágenes, que tengan una introducción con un saludo, con el logo de la escuela, con una fotito del profesor. Que despidan a sus alumnos al terminar, que provoquen un dialogo, como así que tengan en cuenta aspectos formales de la educación virtual, como la legibilidad, etc.. Pero también le pido a los padres que protejan afectivamente a sus hijos, que los estimulen con sus tareas y actividades, que los hagan sentir capaces y que no se enojen con ellos cuando no les sale algo. Todo esto hiere a la persona causando daño interior, socavando la autoestima y poniendo al niño en situación de ansiedad y miedo”.
De acuerdo con la especialista, el diálogo es fundamental para poder reorganizar otra manera de vivir dentro de casa: “Es un momento especial para poder pedir lo que cada uno necesite y para poder convivir en paz y armonía. Y esto, como la paciencia, se da con el tiempo adquiriendo el hábito”.
Así mismo, la psicopedagoga explicó que lo anterior sólo se logra empezando a tomar contacto con uno mismo como padre, preguntándose cómo se siente en esta situación y poniéndose en el lugar de su hijo: “Debemos darnos cuenta que a nuestros chicos también les pasan cosas, que atraviesan una ruptura, que sufren, que tienen temores, que han sido despegados de sus amigos y de sus tiempos de ocio”.
Por otro lado, Martínez habló sobre la individualidad de los chicos como un factor a tener en cuenta a la hora de ayudarlos, ya que cada niño aprende de manera distinta según su estilo aprendizaje: “La teoría de las Inteligencias múltiples de Gardner nos ayuda a comprender más este tema cuando explica las distintas maneras de aprender de cada uno: visual, auditiva, kinestésica, musical, lingüística, matemática. Todos tenemos capacidades diferentes y modos de aprender distinto. Esto es lo que hay que comprender, que hay niños que necesitan más apoyo visual, imágenes, ilustraciones, dibujos, otros necesitan escuchar un cuento, que le lean las consignas, otros necesitan representar con el cuerpo una idea, realizar una coreografía, bailar, cantar. Ahora más que nunca tenemos que aplicar las teorías en casa y reinventar modos de enseñar”.
Finalmente, la psicóloga señaló que las vivencias diarias, el diálogo, la escucha, los juegos y el compartir actividades contribuyen a reforzar el vínculo.