Los mareos en los viajes, llamados también “mareo cinético” o “cinetosis”, son una sensación desagradable de inestabilidad, acompañada de alteraciones digestivas y otros síntomas como bostezos, nauseas, sudores fríos, palidez e incluso vómitos. Su origen está en los movimientos bruscos y externos, provocados por un automóvil o colectivo acelerando y frenando. También por el balanceo en un barco o avión.
Estos son más comunes en personas predispuestas, llegándose a ver habitualmente en niños de entre 2 a 12 años y en ancianos. Sin embargo, hay adultos que siguen sufriendo este problema a lo largo de toda su vida.
De acuerdo con Claudia Barada, jefa del Servicio de Clínica Médica del Hospital Santa Isabel de Hungría (Mat. 7347), “la causa no se debe solamente al movimiento, sino al desajuste entre la información que envían los distintos órganos que regulan el equilibrio, la vista, el oído interno y los receptores de posición de los músculos del cuello, así como a nuestra posición en el espacio. Cuando la vista no percibe el mismo movimiento que el resto de los sistemas, se activa el centro de la náusea. Este proceso se puede ver favorecido por la ansiedad o por un exceso de calor, o frío”.
Los síntomas se presentan bajo signos como palidez o mal color de cara, bostezos, cansancio, dolor de cabeza, inestabilidad, irritabilidad, pulso acelerado, sudoración, y, a veces, náuseas y vómitos. A estas señales, Clínica Mayo suma: una sensación falsa de movimiento o vueltas (vértigo), aturdimiento o sensación de desmayo y sensación de estar flotando en el aire, atontado o con la cabeza pesada. Y aclara: “Estas sensaciones pueden desencadenarse o empeorarse al caminar, ponerse de pie o mover la cabeza. El mareo puede estar acompañado de náuseas, o ser tan repentino o intenso que necesitas sentarte o acostarte. Puede durar unos segundos o días y puede repetirse”.
Para prevenir los mareos o reducirlos, la doctora consultada recomendó:
- No tomar estimulantes como café o alcohol;
- Hacer comidas ligeras;
- En aviones: elegir asiento a la altura de las alas, en pasillo central y junto a ventanilla, para concentrarse en un punto fijo en horizonte;
- En barcos: permanecer la mayor cantidad de tiempo en espacios abiertos;
- No leer, no ver el celular, mirar hacia adelante al horizonte o puntos fijos a distancia;
- Usar lentes de corrección si están indicados;
- No fumar;
- Alejarse de malos olores;
- Tener a mano bolsa para vómitos;
- Podría disminuir las náuseas masticar chicle.
La profesional sugirió además, consultar al médico de cabecera quien podrá indicar algún fármaco específico como el dimenhidrinato, o la difenhidramina antes de viajar con el fin de prevenir la cinetosis: ”Estos medicamentos deben tomarse antes de que empiecen los trastornos porque su eficacia disminuye una vez que han comenzado los síntomas.
Es importante considerar que todos estos medicamentos pueden causar somnolencia y en niños deben ser administrados tras prescripción del médico pediatra”. Por esto, destacó que si se realizarán actividades que requieran alerta o concentración (como la conducción), ya no se deben tomar estos medicamentos. Tampoco deben ingerirse junto con alcohol, pastillas para dormir, sedantes u otras medicinas que también produzcan somnolencia y disminuyan el estado de alerta.
Finalmente, el sitio Medline Plus añade que el lugar en donde se siente esta persona puede hacer una diferencia: “El asiento delantero del automóvil, los vagones de un tren, la cubierta de un barco o los asientos cercanos a las alas de un avión son los más adecuados para viajar. Mantener la vista fija en el horizonte, en lugar de intentar leer o ver algo dentro del vehículo, también puede ayudar”.