Dolores de estómago, vómitos, diarrea, fiebre, fatiga, “empachos” son algunos de los síntomas que muchas personas suelen manifestar una vez pasadas las fiestas. Y es que son habituales los “atracones” de comida y las intoxicaciones por el estado de los alimentos. Menúes copiosos, la pérdida de la cadena de frío y algunas comidas recalentadas llevan a tales consecuencias.
Para poder prevenir estas situaciones y pasar las fechas festivas sin inconvenientes existen algunas estrategias. Las mismas fueron compartidas por la Doctora en ciencias de los alimentos, ingeniera química y docente de la Universidad Maza y de la Universidad Nacional de Cuyo, Emilia Raimondo (Mat. 4610), y por Priscila Navarrete, Licenciada especialista en nutrición clínica del adulto y miembro del staff del Hospital Santa Isabel de Hungría (Mat. 1272).
Como primera medida dieron información sobre la composición de los alimentos típicos de las celebraciones y contaron por qué, bajo ciertos estadíos, representan un riesgo para la salud: “Los alimentos no son estériles y poseen una muy bajo contenido de microorganismos . Los mismos son inocuos cuando los alimentos están bien conservados. Sin embargo, si el alimento pierde su preservación, las bacterias se multiplican y, como consecuencia, las personas que los consumen pueden terminar con una intoxicación o con una infección transmitida por los alimentos. Uno de los errores que cometemos para las fiestas es colocar las bebidas a refrigerar y guardar los alimentos que hemos preparado dentro del horno o en la cocina, lo que nos puede llevar a intoxicarnos con esas comidas. El consejo es que todo aquello que necesita de refrigeración debe estar en la heladera, ya que si se pierde la cadena de frío se comienzan a reproducir los microorganismos de ese alimento. Para darse una idea, 1 bacteria se reproduce a 2 millones al cabo de 8 horas a una temperatura de unos 30 grados, común en cualquiera de nuestras cocinas. Entonces, un alimento que no hacía daño, estando expuesto 8 horas a temperatura ambiente me puede intoxicar o transmitirme una enfermedad que me lleve a una internación”.
En esa línea, detallaron que las mayonesas, las cremas, los picadillos, las carnes y las ensaladas deben conservarse permanentemente en el frío, mientras que los alimentos que pueden quedar bajo temperatura “ambiente” (fresco y seco), estando en su envase original, son los no perecederos como turrones, maníes o panes dulces: “Inmediatamente que preparamos los alimentos debemos conservarlos en frío, porque las temperaturas en nuestra provincia durante las fiestas son muy altas. A su vez, hay que tratar de no poner toda la comida en la mesa durante la cena, sino ir fraccionando y sirviendo a medida que van llegando los invitados. También, a medida que se va terminando, vamos reponiendo. Esto para no cortar la cadena de frío y que no se multipliquen las bacterias. Entonces, es importante conservar siempre en la heladera los alimentos mientras los preparamos, cuando los servimos y, posterior a eso, no dejarlos en la mesa mientras hacemos la sobremesa, cocinar muy bien las carnes y tener cuidado con las mayonesas caseras”.
Así mismo, Raimondo especificó que las comidas descongeladas no se pueden volver a congelar ya que aumenta el número de microorganismos y las reacciones de degradación propias de los alimentos. Por ello, sugirió descongelar sólo lo que se va a consumir.
¿Puede representar algún problema la comida recalentada?
En cuanto a la comida típica del 25 y 1 (recalentada), ambas profesionales indicaron que si se tiene la precaución de poner los alimentos en un recipiente cerrado al término de cenar, no deberían haber mayores inconvenientes. Empero, explicaron que si una comida preparada queda a temperatura ambiente sí se puede llegar a adquirir una enfermedad transmitida por los alimentos.
“Un alimento hecho en casa, si mantengo todas las condiciones higiénicas, es muy adecuado para consumir. Lo mismo sucede si compro la comida en un restaurante habilitado. Ahora, si yo compro comida en algún puesto de la calle nadie me asegura las condiciones higiénicas de esos alimentos. Entonces, dependiendo de cómo estén realizados, puedo llegar a tener un problema de intoxicación”, destacó la doctora.
¿Qué pasa con las golosinas de navidad?
Consultada sobre los inconvenientes que pueden traer para la digestión golosinas como chocolates, garrapiñadas, mantecol y demás, Navarrete explicó que, al ser alimentos de tradiciones nórdicas, son muy calóricos y están pensados para incrementar la temperatura corporal: “Las altas temperaturas y las bebidas alcohólicas que suelen acompañar a estas golosinas hacen que no sean apropiadas para comer en las fiestas y que se digieran lentamente”.
Sugirió que, en ese sentido, es conveniente incorporar otros snacks de estación y mencionó entre los mismos a las cerezas, las frutillas, el melón y la sandía, que pueden colocarse sobre una bocha de helado o sobre una porción de brownie, por ejemplo.