Un informe elaborado el año pasado con la participación de distintas sociedades y asociaciones de audiología, otorrinolaringología y salud laboral reflejó que, en la Argentina, un 30% de las enfermedades denunciadas por los trabajadores son auditivas. Así lo hizo saber luego de una mesa de consenso conformada por distintos expertos, donde se acordó trabajar en la prevención de hipoacusias inducidas por el ruido en los espacios de trabajo.
En el mismo, los especialistas propusieron elementos con fundamento técnico y científico para la toma de decisiones relativas a la actualización normativa, a los procedimientos aplicados o por aplicar y a las conductas que se deberían tomar en relación a los resultados de los estudios realizados. Además, se trataron temas como niveles de ruido permisibles, hipoacusia inducida por ruido como enfermedad profesional, entre otros asuntos que quedaron dispuestos para ser trabajados por los profesionales de la otorrinolaringología (ORL).
Sobre esa línea, Diario Salud dialogó con Sebastián Maraviglia, jefe del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Santa Isabel de Hungría (Mat. 9914), quien explicó detalladamente factores de riesgo, síntomas y prevención, entre otros tópicos.
Según Maraviglia, los niveles de sonido que pueden afectar el oído interno y con los que hay que tener precaución dependen del tiempo de exposición. Así, si corresponden a trauma acústico agudo (que sería un ruido fuerte de forma abrupta, como una explosión, una bocina), los niveles de sonido superan los 115 decibeles. Mientras que la exposición a ruidos permanentes (conocida como trauma acústico crónico), que se corresponde con la afección laboral, comienza a generar daños desde los 85 decibeles para arriba.
“El daño se produce porque la vibración que genera el ruido en el tímpano y en los huesillos del oído medio genera una movilidad abrupta en el líquido del oído interno, e internamente hay unas estructuras muy frágiles (cilias) que se dañan y hasta pueden morir por ese movimiento abrupto”, especificó el médico.
Paralelamente, el otorrino indicó que existen otros factores a los que también se les debe prestar atención, si bien aseguró que es la exposición a ruidos la principal causa de afectación. Entre los mismos señaló a la predisposición genética; a la exposición a ruidos fuertes en espacios de esparcimiento y a los auriculares de música. “Esto se corresponde con la falta de preparación evolutiva del oído humano para recibir sonidos agudos, que son los provenientes de la tecnología o de máquinas inventadas por el hombre. El oído humano está preparado para sonidos graves, provenientes de la naturaleza, ante los cuales responde con un reflejo (conocido como estapeico) que hace que el oído se tense y no permita el ingreso de tal ruido al oído interno. Pero en el caso de los sonidos agudos, se produce una penetración de los mismos en el oído interno que, al no estar preparado para recibirlos, se daña”, contó.
De acuerdo al doctor, los pacientes con principios de hipoacusia refieren que perciben un “acufeno” o “tinitus” (sonido que se percibe en el oído interno), lo que habla de un daño en el oído interno, o manifiestan tener dificultades para discernir lo que les están diciendo. Además, el especialista explicó que, de haber exposición continuada a los sonidos y de no ser diagnosticada y tratada a tiempo, la hipoacusia empeora, pudiendo perder (el afectado) su audición por completo.
¿Cómo trabajan los otorrinos para disminuir la prevalencia?
Consultado sobre las herramientas que aplican los especialistas para prevenir y tratar los problemas de audición inducidos por los espacios de trabajo, Guillermo Stipech, especialista en otorrinolaringología, parte del staff de Centro Médico Chacras y referente en múltiples jornadas sobre problemas de audición (Mat. 10491), contó que lo ideal es comenzar con un control antes de que se genere la pérdida auditiva, en especial si se está expuesto a ruidos intensos; infecciones de oído recurrentes u otros factores de riesgo:
“Inicialmente, el trabajador que sabe que va a ingresar a laborar a un espacio con mucho ruido debe realizar una audiometría para conocer el nivel de audición. Es importante conocer la intensidad del ruido en el trabajo ya que la utilización de los protectores auditivos es de utilidad, teniendo en cuenta el modelo a usar y la atenuación que pueda tener. Así mismo, el tiempo de exposición es importante, por lo que se recomienda limitar los períodos en ruidos. Y, seguidamente y si los síntomas ya comenzaron, no debe demorarse la consulta”.
De la misma manera, relató que si se identifica la causa de la hipoacusia de manera temprana, el otorrino puede frenar la afectación. Y que si lo hace de manera tardía, puede tratar al problema con varias herramientas, como audífonos e implantes auditivos: “Si se detecta de forma temprana puede frenarse la afectación si logramos identificar la causa. Sí la pérdida auditiva ya está instalada no podemos revetirla con medicación. Por lo tanto, la prevención es clave en la evolución de esta enfermedad”.
Consejos
Finalmente, Maraviglia dio una serie de recomendaciones que forman parte del propósito de disminución y prevención de la enfermedad, entre las que nombró:
- No exponerse a sonidos que superen los 60 decibeles;
- Protegerse con sordinas, con auriculares que aíslen completamente el sonido;
- Utilizar audífonos (en el caso en que haya algún problema más grave);
- Consultar por la posibilidad de una cirugía, en caso de que hubiese una sordera absoluta.