Las causas han sido investigadas por numerosas universidades, hospitales y asociaciones médicas con el fin de entender la relación del fenómeno. Y se han encontrado en múltiples factores, como en la reducción de la actividad física; en la reducción del flujo sanguíneo en las extremidades inferiores y en la disminución de la actividad fibrinolítica (que evita la formación de trombos); entre otros.
Según el doctor Alejandro Vizcaya, Jefe del Servicio de Cardiología Hospital Santa Isabel de Hungría (MP 7062), debe contemplarse que “el estrés térmico altera el tono simpático; la presión arterial; la función de las plaquetas y causa vasoespasmos, como así también es responsable de infecciones agudas del tracto respiratorio”, por lo que pacientes mayores de 65 años o con diabetes, hipertensión o alguna enfermedad cardiovascular deberían tomar algunas medidas durante el invierno: “Vacunarse contra la gripe y el neumococo; evitar cambios bruscos de temperatura; reforzar el tratamiento de hipertensión arterial, de colesterol y acudir a un especialista por una receta de antiagregantes son algunas de las recomendaciones que siempre damos”, contó.
Sobre el caso específico de las infecciones del tracto respiratorio, el profesional volvió para poner énfasis en las causas de su relación: “Posiblemente, esta se deba a que las infecciones generan citocinas inflamatorias que favorecen la aparición de placas ateroscleróticas”. Y desde la Sociedad Argentina de Cardiología aseguraron que su vínculo es real: “Un estudio realizado en Ontario sobre adultos mayores de 35 años con un diagnóstico viral positivo revela que las admisiones hospitalarias por infarto de miocardio se disparan entre 1 y 7 días después de una infección respiratoria confirmada por laboratorio (principalmente, influenza A, B o virus sincicial respiratorio)”.
Las enfermedades cardiovasculares son el primer motivo de muerte en el mundo y una de las principales causas de morbilidad. Afortunadamente, según la Organización Mundial de la Salud, el 80% de los casos son prevenibles, por lo que tomando algunas precauciones se pueden evitar:
- Llevando una dieta sana,
- Realizando actividad física regular;
- Abandonando el consumo de tabaco;
- Verificando y controlando la hipertensión; los niveles elevados de colesterol y los niveles elevados de azúcar o diabetes.
Finalmente, un estudio de la revista científica North American Journal of American Sciences indica que “se debe informar a las personas sobre el mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares durante las estaciones frías, y educarlas sobre la importancia de la actividad física regular y vestirse cálidamente en invierno. Además, las personas deben estar motivadas para mantener hábitos alimenticios saludables, incluido un nutriente rico en vitamina D y bajo consumo de grasas. También es necesario administrar eficazmente las camas de hospital y otros recursos en invierno para evitar la crisis de la cama”.