Las enfermedades respiratorias son aquellas que comprometen las vías aéreas y que pueden afectar al pulmón. Se producen en cualquier etapa de la vida y pueden ser adquiridas o heredadas. Entre las primeras, se encuentran las comúnmente llamadas “enfermedades de otoño”. “Generalmente, las enfermedades respiratorias se pueden producir en cualquier momento del año, pero en esta época hay mayores cambios climáticos que pueden predisponer a tener más enfermedades respiratorias. Estas son las gripes; los estados gripales; los estados alérgicos (como la rinitis) y el asma”, explicó el neumonólogo Alfredo Morán (Mat. 7283).
Según el médico, no todas las personas adquieren estas enfermedades. Sin embargo, existe un gran número de la población que sí lo hace y un grupo de personas con más probabilidades de padecer alguna de ellas: “Los pacientes con antecedentes alérgicos o con enfermedades asociadas son más propensas a ver sus vías aéreas agredidas en esta temporada, lo que los puede llevar a adquirir enfermedades o a desestabilizar las propias (como un asma medicado). Al mismo tiempo, hay personas que no presentan síntomas y terminan con rinitis o con enfermedades típicas”.
Los factores de riesgo más comunes para su contracción son el hacinamiento (lugares cerrados, calefaccionados, sin acondicionamiento); la falta de higiene en las manos; la poca entrada de luz solar y el polvo.
“Estas enfermedades no se pueden prevenir al 100%, sobre todo en personas que ya tienen una herencia o prevalencia. Pero si se pueden tomar en cuenta ciertas medidas para evitarlas en mayor medida, como el recambio de aire, la limpieza diaria, el lavado de manos. No hace falta utilizar ningún químico para ello”, detalló Morán.
En cuanto al tratamiento, el neumonólogo señaló que será distinto dependiendo de la patología, y puso especial énfasis en la importancia de la vacunación para el caso de la gripe: “La gripe es un virus que en general se puede tratar muy bien, pero en pacientes con enfermedades previas se puede complicar. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es la vacunación antigripal en aquellos grupos poblacionales que repetimos permanentemente. Pero, sobre todo, en aquellos grupos mayores de 60 años y que tienen enfermedades asociadas de cualquier tipo (no sólo EPOC o asma). Y para saber si se debe vacunar o no, cualquier persona con alguna patología debería consultarlo con su médico (como diabéticos o pacientes con problemas renales)”.
Las indicaciones con medicamentos estarán dirigidas a la parte sintomática. Así, si un paciente presenta rinitis tendrá un tratamiento específico para su patología, o si tiene asma, se puede aumentar la dosis del tratamiento que ya tenía. “Lo aconsejable es siempre no tomar una decisión solos, sin consultar con un médico. Asegurarse de que se están haciendo bien las cosas. Así se evita, entre otras cosas, seguir con mayores días de tratamiento”, dijo el médico.
El tabaquismo: una influencia evitable
En cuanto al hábito de fumar, Morán hizo una mención específica, ya que todas las enfermedades, desde la rinitis al asma, pueden desencadenarse por el tabaquismo. “El fumar, en cualquiera de sus formas (cigarrillos convencionales, electrónicos, vapeadores, narguiles), produce alteración de la vía aérea y de todo el organismo. Esto aumenta la posibilidad de adquirir enfermedades respiratorias”. Concluyó: “También tengamos en cuenta que no sólo el tabaquismo activo, sino el pasivo también, hacen más propensas a las personas. El tabaquismo afecta a cualquier tipo de enfermedad, sobre todo a las respiratorias. Por eso aconsejo no fumar, ni fumar en lugares cerrados o compartidos”.