Los niños y adolescentes pasan gran parte de su tiempo en la escuela. Éste es un lugar ideal para fomentar hábitos de salud. Y también para aprender, prepararse para el futuro y relacionarse con otros niños.
En la escuela también surgen problemas de salud. Se contagian muchas enfermedades. Hay accidentes con el juego o el deporte. Algunos niños tienen problemas con sus sentimientos y emociones. Y además están los alumnos con enfermedades y discapacidades crónicas.
Pensamos que, más que nunca, en este Día del Maestro en Argentina podemos celebrar la gran tarea educadora que hacen nuestros docentes en las aulas y que trasciende las letras, los números o las reglas de ortografía. Los maestros hoy son uno de los más importantes agentes sanitarios, en el sentido de descubrir dolencias, problemas o maltratos en niños y adolescentes.
A manera de homenaje, elegimos una de tantas historias que (rara vez) se hacen famosas y que tienen que ver con los maestros. En este caso, dos «seños» de Buenos Aires enviaron a sus alumnos a casa con «tareas para las vacaciones de invierno». ¿Cómo? ¿Tareas en vacaciones?, dirá usted… y sí. Y porque esas tareas tienen mucho que ver con la salud mental no solo de los chicos sino de la familia completa, es que hoy las recordamos en DIARIO SALUD.
Una buena tarea para las vacaciones: disfrutar es cuidarse
«Tarea para el receso invernal: Preparar una pizza (elegir un lugar de la casa para comer). Ver una película en familia (preparar pochoclos), colocar almohadones en el piso y disfrutar. Realizar un paseo en familia al aire libre (evitar comprar juguetes en la salida). Leer un cuento en familia». Esas fueron las indicaciones que dos maestras argentinas les dieron a sus alumnos, en un mensaje que pegaron en sus cuadernos de comunicaciones. La mamá de uno de los chicos lo publicó en Facebook y rápidamente se viralizó por las redes sociales. El tema llegó a los principales medios donde no dudaron en titularlo como «La mejor tarea del mundo».
«Esto es un mimo al alma, a nuestra profesión», dijo en aquel momento a Clarín Paola Escarabajal (37), sorprendida por la gran repercusión de sus palabras. «Nunca imaginamos que iba a pasar esto con una nota pegada en un cuaderno para los alumnos. Colmó nuestras expectativas», continúa maestra bonaerense, que lleva 13 años ejerciendo la profesión.
Habla en plural porque la idea fue compartida con otra maestra, Eliana Lobo (25). Juntas forman una pareja pedagógica en el Instituto San Alfonso de Bella Vista. Paola está a cargo del 2°A y Eliana del 2°B, aunque por momentos se alternan los cursos.
Todos los años, las autoridades del colegio les piden que hagan una tarjeta para el receso escolar. «Estuvimos viendo ideas que andan dando vueltas por la web y ninguna nos convencía porque no identificaban a nuestros alumnos. Así que fuimos ideando esta notita una mañana, antes de que llegaran los nenes. La fuimos tipeando en la compu y salió esta nota que explotó», asume Paola.
¿Qué quiso decir con todo esto? Su objetivo se puede resumir en una frase: disfrutar de las cosas simples.
«Vemos en las aulas que los chicos están muy conectados en la tecnología y ya no saben lo que es remontar un barrilete. Eso hacíamos nosotras cuando éramos chicas. Era alucinante estar al aire libre, compartir un paseo en bicicleta, cocinar con mamá, mirar películas», enumera con melancolía.
«Apuntamos a que los padres les den un ratito de su tiempo. Quizás hoy en día papá y mamá trabajan todo el día. Entonces, sugerimos hacer un parate. Nosotras siempre les decimos en las reuniones anuales que el momento de la tarea sea un disfrute y no un castigo. Que guarden el celular, que escuchen a sus hijos. Son 20 minutos o media hora para que se desconecten de los problemas y los puedan escuchar», sigue la maestra.
Parte de ese espíritu lo transmite en el aula. «Todos los días les pregunto a los alumnos cómo les fue el día anterior y qué hicieron. A veces cuentan cosas de su familia. Obviamente, si es algo muy privado, lo hablamos con el alumno. Sino buscamos entre todos una solución. Charlamos un montón con los nenes», asegura Escarabajal.
Para las vacaciones de invierno, el plan transmitido a sus alumnos fue simple y barato. «Apuntamos a compartir en familia algo tan sencillo como hacer pochoclos en casa, tirarse en el piso, y mirar una peli», comenta. Para lograrlo, habrá que dejar de sobrecargarse de actividades y obligaciones, muchas veces autoimpuestas por los adultos.