La soledad no sólo está vinculada a un mayor índice de depresión en nuestros mayores, sino también a la enfermedad de Alzheimer.
Además del mayor riesgo de sufrir depresión, enfermedades del corazón o accidentes cerebrovasculares, la soledad en las personas mayores se ha vinculado a un mayor riesgo de deterioro cognitivo.
Investigaciones anteriores ya habían sugerido que la soledad puede estar asociada con la enfermedad de Alzheimer entre las personas mayores. Ahora, un nuevo estudio realizado por expertos del Hospital Brigham and Women y de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard (EE.UU.) apoya esta relación, tras identificar un marcador de Alzheimer temprano en el cerebro de personas mayores con una mayor soledad. El estudio fue publicado en la revista JAMA Psychiatry.
Los investigadores quisieron determinar si la soledad estaba asociada con cambios patológicos cerebrales que podrían significar un marcador del alzhéimer. Concretamente, analizaron si la soledad podría estar asociada a los niveles de proteínas amiloides en el cerebro (que forman placas, un sello distintivo de la enfermedad de Alzheimer). Para ello, contaron con la participación de 79 adultos, 43 mujeres y 36 hombres, de una edad promedio de 76 años y con funcionamiento cognitivo normal. Todos ellos cumplimentaron un cuestionario sobre la soledad con preguntas como: ¿Cuántas veces te sientes aislado de los demás? ¿Cuántas veces te sientes solo? Los resultados arrojaron una puntuación media de 5,3 sobre 12.
Los voluntarios también fueron sometidos a escáneres cerebrales para medir los niveles de proteína amiloide en áreas corticales del cerebro, incluyendo las regiones frontal, lateral, lateral temporal y parietal medial.
Los adultos con altos niveles de proteína amiloide tenían 7,5 veces más probabilidades de sentirse solos en comparación con los sujetos con bajos niveles de esta proteína. Esta asociación fue aún más palpable en los participantes portadores del gen APOE4, la apolipoproteína E, un gen ya relacionado con un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer.
Esta nueva asociación entre la soledad y la carga cortical amiloide en ancianos cognitivamente normales, y que presentan evidencia de soledad como un síntoma neuropsiquiátrico, es relevante para la enfermedad de Alzheimer preclínica.
El alzhéimer es una alteración neurodegenerativa primaria que suele aparecer a partir de los 65 años, aunque también puede presentarse entre gente más joven. Cuando una persona padece la enfermedad de Alzheimer, experimenta cambios microscópicos en el tejido de ciertas partes de su cerebro y una pérdida, progresiva, pero constante, de una sustancia química, vital para el funcionamiento cerebral, llamada acetilcolina. Esta sustancia permite que las células nerviosas se comuniquen entre ellas y está implicada en actividades mentales vinculadas al aprendizaje, memoria y pensamiento.
El Alzheimer se produce debido a la reducción de la producción cerebral de acetilcolina (un neurotransmisor), lo que provoca a un deterioro en el rendimiento de los circuitos colinérgicos del sistema cerebral
Es difícil determinar quién va a desarrollar la enfermedad de Alzheimer, puesto que se trata de una alteración compleja, de causa desconocida, en la que, al parecer, intervienen múltiples factores.
Factores que pueden aumentar las probabilidades
- Edad: suele afectar a los mayores de 60-65 años, pero también se han dado casos entre menores de 40. La edad media de diagnóstico se sitúa en los 80, puesto que se considera que el mal de Alzheimer es una enfermedad favorecida por la edad.
- Sexo: las mujeres lo padecen con más frecuencia, probablemente, porque viven más tiempo.
- Herencia familiar: la enfermedad de Alzheimer familiar, una variante de la patología que se transmite genéticamente, supone el 1% de todos los casos. No obstante, se estima que un 40% de los pacientes con Alzheimer presenta antecedentes familiares.
- Factor genético: varias mutaciones en el gen de la proteína precursora de amiloide (APP), o en el de las presenilinas 1 y 2. También podría asociarse con mutaciones en el gen de la apolipoproteína E (ApoE). Esta proteína está implicada en el transporte y eliminación del colesterol. Según las investigaciones, la nicastrina activaría la producción del amiloide beta.
- Factores medioambientales: El tabaco se ha mostrado como un claro factor de riesgo de la patología, al igual que las dietas grasas.
Existen además algunos factores de riesgo no genéticos que pueden determinar el momento en el que comienza a aparecer el Alzheimer:
- Nivel educacional: cuantos más años de formación tenga una persona, más tarde aparecerán los posibles efectos del Alzheimer, pues el haber estado ejercitando la memoria fortalece el cerebro.
- Salud cardiovascular: existen alteraciones del sistema cardiovascular que pueden afectar al sistema cognitivo de una persona, como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la obesidad, la falta de ejercicio físico o el tabaquismo.
- Traumatismo cráneoencefálico: se puede perder conocimiento en el impacto.
- Depresión: puede favorecer la aparición del alzhéimer o una enfermedad vascular cerebral.
En cuanto a la prevención, las recomendaciones de los expertos se centran fundamentalmente en dos puntos clave: detección precoz de los primeros síntomas, y ejercitar la memoria y la función intelectual. Además, mantener una dieta equilibrada, baja en grasas, protege frente al deterioro cognitivo, también, la vitamina E ejerce un efecto protector.
También llevar un estilo de vida saludable, siguiendo una dieta como la mediterránea y evitando las grasas saturadas, y especialmente realizar ejercicio físico durante al menos dos horas a la semana.
Favorecer la actividad cognitiva con actividades como hablar varios idiomas, tocar instrumentos musicales, leer, estudiar una carrera, realizar actividades en grupo o practicar juegos intelectuales como el ajedrez, puede reducir los casos de alzhéimer.