Un completo plano de la leucemia, con las ‘rutas’ moleculares que sigue la enfermedad y las funciones de su genoma. Eso es lo que ha conseguido ‘cartografiar’ un equipo de investigadores del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi Sunyer (IDIBAPS) de Barcelona, abriendo la puerta a una mejor comprensión y abordaje de este cáncer.
Los científicos han conseguido describir el epigenoma completo de la leucemia linfática crónica, el tipo de leucemia más frecuente, y han comparado las peculiaridades de las células que componen ese ‘mapa’ con el de las células sanas, lo que ha sacado a la luz algunos de los ‘trucos’ que emplea la enfermedad para hacerse fuerte.
En concreto, han identificado unas 500 regiones en el genoma cuya función se altera en la leucemia. De hecho, los investigadores han comprobado cómo muchas de ellas cambian su perfil para contribuir directamente a la expansión del trastorno. “Hemos podido ver cómo las leucemias son capaces de crear una infraestructura molecular muy eficiente para provocar un crecimiento descontrolado” de células malignas, explica Iñaki Martín-Subero, jefe del grupo de investigación en Epigenómica Biomédica del IDIBAPS y coordinador del trabajo.
“Utilizando una metáfora, se puede decir que las células del cáncer consiguen crear centros industriales donde antes sólo había un desierto”, aclara el científico, que también es profesor asociado en la Universidad de Barcelona.
Según Martín-Subero, está investigación es la primera que consigue proporcionar un mapa completo de las funciones del genoma del cáncer a gran resolución. “Hasta ahora, los análisis sólo arrojaban resultados parciales, que no permitían saber cuál era la regulación de la enfermedad. Porque conocer la secuencia del genoma o sólo algunas capas del epigenoma no permite saber cómo funciona”, aclara el investigador, cuyo equipo ya consiguió hace unos años la secuencia completa del genoma y el metiloma de la leucemia.
El trabajo, cuyos detalles se publican en el último número de Nature Medicine, se ha realizado con la colaboración del Centro de Supercomputación de Barcelona y utilizando herramientas de secuenciación de última generación, así como técnicas avanzadas de biología computacional. Han sido necesarios dos años sólo para la recopilación de la información y otros tres para el estudio de un volumen de datos tan masivo, explica Martín-Subero.
Big data
En total, los investigadores han identificado 12 funciones diferentes en el mapa del genoma de la leucemia. Pero, además, han podido comprobar que son sólo tres grupos de factores de transcripción los que ponen en marcha la “revolución molecular” que supone la leucemia.
“Son sólo tres familias de proteínas quienes se encargan de construir todo ese entramado industrial que se genera donde antes sólo había un desierto”, señala Martín-Subero.
Toda la información recopilada tiene, para el científico, “un potencial tremendo”, ya que abre la puerta a nuevos tratamientos que puedan revertir las alteraciones funcionales de la leucemia.
Por un lado, apunta, se abre la vía terapéutica de explorar fármacos epigegeticos que permitan dar marcha atrás a los cambios detectados en esas 500 regiones del genoma que se alteran con la leucemia.
Pero, además, también cabe la posibilidad de actuar frente a esas tres familias de proteínas que son quienes encienden la mecha de la enfermedad. En ese sentido, ya existen fármacos en desarrollo que han mostrado buenos resultados para inhibir la acción de al menos una de esas familias.
“Todos los datos que hemos hallado están disponibles, en abierto para los equipos que en todo el mundo están trabajando en esta línea”, añade Martín-Subero.
El equipo catalán ya trabaja, entre otras áreas, en la definición de la estructura tridimensional de este tipo de cáncer así como en la identificación del mapa funcional de otros trastornos hematológicos.