La hipertensión arterial es una enfermedad frecuente que afecta a un tercio de la población adulta. Se produce por el aumento de la fuerza de presión que ejerce la sangre sobre las arterias de forma sostenida. Es una enfermedad que no da síntomas durante mucho tiempo y, si no se trata, puede desencadenar complicaciones severas como infarto de corazón, accidente cerebrovascular, daño renal y ocular. Se puede evitar si se controla adecuadamente.
La Dra. Claudia Barada, jefa de Clínica Médica del Hospital Santa Isabel de Hungría, da un dato inquietante: “Según algunas estadísticas, la hipertensión arterial es padecida por más del 30% de los mendocinos mayores de 18 años”. Y en ese marco nos cuenta que no se conocen las causas, o el mecanismo, que desencadena la hipertensión más frecuente llamada “esencial”, “primaria” o “idiopática” aunque existen factores que suelen estar presentes en la mayoría de las personas que la sufren.
“La gran mayoría de los pacientes hipertensos no tienen causa conocida y, en todos los casos, la única forma de diagnosticar es cuando la presión arterial sobrepasa los 140/90. En ese punto es cuando uno debe recurrir a un médico para que lo controle y le haga un seguimiento”, indica.
La Dra. Julieta Nerviani, cardióloga del Centro Médico de Chacras, coincide en que es muy difícil que un paciente hipertenso tenga síntomas y, por ello, la mayoría de los casos se cursa en forma silenciosa. “La hipertensión es llamada “el asesino silencioso” justamente porque es asintomática. Si se detecta en forma temprana y se la trata correctamente es posible reducir al mínimo los riesgos cardiovasculares”, añade.
Factores de riesgo y cuidados esenciales
Cada uno de los especialistas entrevistados por DIARIO SALUD trazó la misma línea básica tanto en lo que son factores de riesgo, como en aquellos cuidados saludables mínimos que toda persona debe llevar adelante en su vida para preservar su salud y, en este caso, cuidarse de la hipertensión.
Carlos Secotaro, cardiólogo y especialista en hipertensión y Jefe de Servicio del Servicio de Cardiología del Centro Médico Palmares, indica, como punto inicial, que estamos hablando de la enfermedad cardiovascular más frecuente y que afecta a más del 50% de los mayores de 60 años. “Es una enfermedad de alta prevalencia. Sin diagnóstico ni tratamiento, la hipertensión es causante de infarto de miocardio, ACV e insuficiencia renal crónica”, apunta.
Nerviani, por su parte, acompaña esos datos con información que hay que tener en cuenta: “Sabemos que el exceso de sal en las comidas es uno de los principales desencadenantes; también la dieta poco saludable, el consumo de tabaco, el uso nocivo de alcohol y el sedentarismo”, comienza. “El consumo de sodio en alimentos y bebidas aumenta los valores de presión arterial (bebidas como el café, o las gaseosas). Fumar también hace que la presión se incremente; el consumo de alcohol aumenta el riesgo de padecer infartos cerebrovasculares; en cambio la alimentación saludable y el ejercicio aérobico tres veces por semana como mínimo ayuda a disminuir los factores de riesgo”.
Barada aporta, además, nuevos datos para entender esta enfermedad: “Los factores que pueden terminar con un paciente hipertenso, son la herencia (padres o hermanos hipertensos), el sexo masculino, la edad, la obesidad, la ingesta de sal, el consumo excesivo de alcohol, el uso de algunos fármacos y la poca actividad física o sedentarismo”.
Sigue explicando que dentro de los consejos que sirven para todas las personas y, mucho más importante, para los hipertensos “podemos nombrar: reducir el peso corporal, reducir el consumo de sal y de café, la ingesta de alcohol. Hacer actividad física y, además de seguir una dieta saludable, lejos de las frituras y de las grasas, aumentar los alimentos ricos en potasio como legumbres, frutas y verduras”.
La llamada de atención que hay que escuchar
“Si un paciente hipertenso tiene dolor de cabeza repentino y muy fuerte, dificultad para hablar o movilizar una parte del cuerpo, vértigo, mareos o visión borrosa, debe concurrir en forma urgente a un servicio de guardia”, explica desde la medicina clínica, Claudia Barada.
Esto no deja lugar a dudas. Estamos tratando realmente con un “asesino silencioso” por lo que hay que prestar atención a todos los síntomas.
Carlos Secotaro añade, en este sentido, que la hipertensión arterial es tratable y ese tratamiento “tiene una pata no farmacológica llevando una vida saludable, con una buena dieta que sea hiposódica (lo cual incluye disminuir el uso del salero pero también evitar alimentos con alto contenido en sodio como el pan, los embutidos y las conservas). También realizar una dieta para bajar de peso y hacer actividad física ayudan”.
Desde el otro punto, la pata del tratamiento farmacológico, indica que “debe ser llevado por el médico con el paciente. A esta altura de la evolución es difícil que un paciente no responda si se lleva los dos tratamientos a la vez, de forma controlada y medida”, resume.
Consejos para una sociedad que debe cambiar
Cambiar de hábitos. Ese sería el resumen más básico y crucial en esto que estamos hablando sobre cómo no llegar a ser paciente hipertenso… y si lo somos, como controlar la enfermedad para llevar una vida normal.
Julieta Nerviani recomienda a quienes estén preocupados “medir y controlar su tensión arterial periódicamente para, de esta manera, descubrir en forma temprana la enfermedad antes que haya producido daños en los órganos sensibles como son el corazón, el cerebro y los riñones”. La cardióloga indica que esto es básico a la hora de prevenir eventos cardiovasculares como el infarto agudo de miocardio o los accidentes cerebrovasculares.
Claudia Barada, por su parte, va un paso más allá al explicar que “como sociedad debemos entender que ya no es una opción ser sedentario. Que factores como el estrés, la exigencia diaria, o la mayor sobrevida, deben acompañarse de mejor calidad de vida y que los buenos hábitos deberían ser la base de toda educación terapéutica, toda charla, toda prevención”.
Barada comenta que muchos países tienen conciencia en este sentido. En Japón, por ejemplo, miden la cintura de sus trabajadores una vez al año y cuando se diagnostica una mala nutrición se les fomenta distintos hábitos higiénicos, dietéticos, se los empuja a una nutricionista y realizar actividad física. “Creo que debería haber una conducta desde muchos ámbitos para promover la actividad física, el control médico de rutina a nivel empresarial, no entender al sobrepeso como algo estético sino como una enfermedad y toda persona que trabaje en relación de dependencia debería tener un control de rutina una vez al año”, añade.
Nos quedamos con los consejos de estos profesionales. Vida sana, control médico y una comunidad que vaya entendiendo que promover hábitos saludables es, en definitiva, salvar vidas.