La muerte de la periodista y legisladora Débora Pérez Volpin, ocurrida mientras le realizaban una endoscopía digestiva, conmocionó a los argentinos. A tal punto, que los centros de salud en los que se realizan este tipo de estudios vieron cómo la gente cancelaba turnos y pedía mayor información sobre sus riesgos.
“El shock fue muy fuerte, tanto para la comunidad médica como para la gente en general”, indica el doctor Jorge Izaguirre, cirujano endoscopista, miembro del subcomité de Cirugía Endoscópica Flexible de la Asociación Argentina de Cirugía.
El doctor Rodrigo Ongay, gastroenterólogo de Mendoza y miembro de la Asociación Argentina de Gastroenterología, dijo ante la consulta de Diario Salud que es lógica la reacción de la sociedad ante lo ocurrido. “Es lógico el shock traumático en la gente por la muerte de alguien famoso y querido. De todos modos, esto es un procedimiento con bajísima chance de complicación que trae muchos beneficios y la recomendación es que se lo haga en centros médicos preparados y con un profesional certificado”, indica.
Del diálogo con estos dos especialistas, Diario Salud pudo sacar algunas conclusiones preliminares como la falta de una legislación que prohíba realizar endoscopías en lugares donde no se cuente con el soporte vital mínimo para atender una emergencia (quirófano, terapia, oxígeno central) y como que los médicos endoscopistas deberían reunir una cantidad de prácticas mínimas -tema en el que la Asociación de Gastroenterólogos de Mendoza viene luchando hace tiempo- además de haber estudiado en una Universidad y contar con todas las especializaciones requeridas, además del título de Medicina.
Comencemos por lo que todos nos preguntamos: ¿Es la endoscopía un riesgo?
“La endoscopía es un acto invasivo porque se introduce un elemento, en este caso flexible. Esto va precedido por una explicación al paciente, con un consentimiento firmado, porque si es necesario se hace toma de biopsia o efectuar tratamiento. El riesgo es mínimo pero existen imponderables, y el equipo médico debe estar preparado para ese problema”, indica Izaguirre.
“Si sabiendo que puede ocurrir un imponderable, aún así no se ofrecen los elementos al paciente para el tratamiento de una urgencia, entonces sí se lo está poniendo en riesgo”, indica.
Por su parte, Rodrigo Ongay indica que la endoscopía es un procedimiento mínimamente invasivo. “Los riesgos -como lo que ocurrió a Débora- son del 0,01% es una de las prácticas realizadas en el mundo occidental. La endoscopía baja es el segundo diagnóstico realizado en Estados Unidos porque el cáncer de colon es el segundo en mortalidad luego del cáncer de mama”, informa.
Ongay también señala un punto importante en la práctica: “No es lo que la haga una persona que hace una endoscopía por semana, nosotros -en el Instituto en que trabaja- hacemos 700 al mes. Hay una curva de experiencia”.
La importancia del “lugar” en que se realiza la endoscopía
Desde la comunidad médica se coincide en que, desde el punto de vista terapéutico, las endoscopías deben ser realizadas en un lugar que tenga soporte de terapia, cirugía, salas de cuidados generales para tratar la contingencia que pueda surgir.
El Dr. Ongay indica que en consultorios está prohibido realizar endoscopías. “El estudio debe ser hecho en sanatorios y centros habilitados, con oxígeno central, sala de anestesia, con un técnico que tenga el título de médico endoscopista”.
Por su parte, Izaguirre indica que “en Mendoza hay muchos lugares que no son ni clínicas ni hospitales donde se realizan endoscopías y revisten un cierto peligro para los pacientes. Porque independientemente del profesional que esté allí, si le pasa algo al paciente no tienen el soporte vital para tratar esa emergencia”.
Ambos especialistas indicaron la necesidad de legislar sobre el tema. Tal vez ahora, luego de este caso que conmocionó a los argentinos, surja una preocupación real sobre las exigencias que deberían cumplir tanto los centros en los que se realizan los estudios, como la preparación exhaustiva de los médicos endoscopistas.
La “grieta” entre cirujanos y gastroenterólogos
Existe una fina línea entre los médicos endoscopistas que son gastroenterólogos y aquellos que son cirujanos.
Ongay explica a Diario Salud el largo camino que debe realizar un especialista para llegar a ser endoscopista. “Primero se debe realizar la carrera de Medicina; luego 4 años de gastroenterología; y luego la carrera de endoscopista. Estamos hablando de unos 13 años de estudio y especialización”.
Además de esto, la Asociación de Gastroenterólogos exige un mínimo de horas prácticas de endoscopías realizadas para recién aprobar a ese profesional.
Por su parte, Izaguirre defendió la importancia que cobra un médico endoscopista que viene de formarse en Cirugía.
“Los cirujanos tenemos un entrenamiento, porque en las guardias se aprende a operar en emergencia, se aprende a manejar el paciente con heridas gravísimas y tenemos un conocimiento de la anatomía toráxica y abdominal que, ante un problema no programado, permite actuar de urgencia”, indica.
“Los gastroenterólogos no tienen ese entrenamiento, ellos vienen con otra especialización que es muy importante para la parte de diagnóstico, que es la clínica”, añade Izaguirre.
Lo que explica Izaguirre, miembro de la Asocación Argentina de Cirugía, es que la endoscopía permite realizar tratamientos y hasta cirugías en el momento del estudio. “Lo óptimo es que el paciente no se vea invadido por una cantidad de procedimientos que no tienen objetivo alguno, hay que optimizar el recurso para dar el tratamiento adecuado”.
De todos modos, el equipo correcto para Izaguirre funciona cuando se tienen gastroenterólogos y cirujanos trabajando a la par. “Los equipos deberían estar formados así”, apunta.
Las dolencias por las que aumentan las endoscopías, en Mendoza
Ongay indica que la endoscopía es un tratamiento diagnóstico terapéutico que tiene muchas ventajas. “Los beneficios son múltiples ya que permite detectar enfermedades, prevenirlas, tratarlas y los riesgos son del 0,01%.
Los médicos coinciden en que son las patologías inflamatorias, gastritis, reflujo gastroesofágico los problemas por los que los mendocinos llegan a las consultas. “También los desórdenes de la alimentación -apunta Izaguirre- y añade que ven a muchos pacientes con tumores de colon o vía biliar, que requieren de la endoscopía”.
Por su parte, Rodrigo Ongay da un dato preocupante que DIARIO SALUD abordará más adelante: “Hay una epidemia de obesidad -indica-. No es que haya mayor cantidad de gente enferma con problemas gástricos, lo que hay es un mayor número de pacientes diagnosticados”.
El tema de la obesidad, que termina siendo una patología para los gastroenterólogos, supera hoy al problema de la desnutrición en la Argentina.
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