La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó en 1998 que la obesidad es un problema epidémico que no sólo causa morbilidad en la infancia, sino también morbilidad y mortalidad en la edad adulta.
Las cifras no dejan lugar a dudas. Se estima que el 40% de los niños con problemas de obesidad y el 80% de los adolescentes obesos lo seguirán siendo de mayores.
La mejor manera de conocer el grado de sobrepeso o la existencia de un problema de obesidad es a través del Índice de Masa Corporal (IMC), que no sólo define bien la obesidad sino también el riesgo de complicaciones.
La obesidad consiste en un desequilibrio del balance energético que puede estar motivado por un aumento de la ingesta, factores ambientales y trastornos hormonales.
Sin embargo, la mayor parte de los casos de obesidad tienen su origen en desequilibrios nutricionales, ya que en la actualidad se consumen alimentos con mucho aporte calórico pero que tienen poco volumen.
En cuanto a la prevención, los especialistas sugieren:
- Hasta los 7 años: la dieta no debe ser restrictiva, aunque conviene suprimir el exceso de grasa y los ‘extras’.
- De 8 a 10 años: la dieta diaria debe situarse en torno a las 1.000 calorías.
- Adolescencia: las calorías procedentes de la dieta deben situarse entre las 1.000 y 1.500.
El tratamiento de la obesidad infantil pasa por la reducción de peso sin comprometer la velocidad de crecimiento y la modificación de los hábitos nutricionales. El especialista determinará en cada caso la dieta que debe establecerse y que, generalmente, va acompañada de un soporte psicoafectivo, actividad física y cuando la situación de sobrepeso se agrava con el correr de los años, la farmacoterapia y la cirugía bariátrica son otras dos buenas alternativas.
Una técnica, y la más utilizada, es la conocida como by pass gástrico. Ésta consiste en dividir el estómago, dejando un pequeño reservóreo de 15 a 30 ml, conectado directamente al intestino delgado. De este modo, el alimento pasa directamente al intestino, logrando que disminuya la absorción de nutrientes que se traduce en descenso de peso.
La banda gástrica es otra técnica que también resulta atractiva para la edad pediátrica, por ser menos agresiva, ajustable y 100% reversible. Se coloca una banda ajustable de silicona que se instala en el tercio superior del estómago, dividiéndolo en 2 partes, en reloj de arena.
El estómago superior queda restringido a un volumen de alrededor de 20 ml, lo que limita y controla la cantidad de alimento ingerido, retarda el proceso de vaciamiento gástrico y determina una menor ingesta con pérdida de peso.
La cirugía bariátrica resulta una estrategia quirúrgica adecuada en pacientes que fueron carentes de herramientas efectivas para la prevención primaria o para el tratamiento conductual de la obesidad
Los niños y adolescentes obesos tienen mayor predisposición que aquellos de peso normal a sufrir, a temprana edad, enfermedades que alteren su calidad de vida como la hipertensión arterial, diabetes tipo II, artritis, problemas articulares, apnea obstructiva, depresión y baja autoestima, entre otros males.
Lo recomendable es que la cirugía bariátrica se realice en niños que completaron su desarrollo óseo, o al menos el 90% del mismo.
La decisión de implementar una cirugía bariátrica en niños o adolescentes debe surgir de la evaluación de un equipo multidisciplinario integrado por pediatras, psicólogos, nutricionistas y cirujanos.
Asimismo, existen diferentes caminos previos que pueden arrojar buenos resultados cuando están acompañados de educación alimentaria y ejercicio físico en un marco de control y seguimiento.