La salud mental puede definirse como el equilibrio general en la forma en que pensamos, gestionamos nuestras emociones y actuamos. En este sentido, cuando se habla de enfermedad, se dice que aparecen alteraciones que causan malestar o dificultar el funcionamiento cotidiano. En el caso de los niños, estas dificultades a nivel de la salud mental se caracterizan por cambios o retrasos en el pensamiento, la conducta, las habilidades sociales y el manejo de las emociones.
Son situaciones que afectan a su bienestar y les impiden comportarse adecuadamente en casa, en la escuela y en otros entornos sociales. La existencia de este tipo de enfermedades en los más pequeños es difícil de abordar debido a que, por un lado, no es fácil reconocerlas y, por el otro, suelen ser golpes que los adultos cuidadores no tienen en cuento o no pueden ver claramente.
En el contexto médico, tampoco es sencillo el acompañamiento o el descubrimiento de la aparición de alguna problemática de este tipo. Esto, sin quererlo, puede contribuir a agravar el problema debido a que como al padre o la madre les cuesta identificarlas, demoran las consultas y, por ende, los tratamientos o abordajes necesarios. El temor de los padres, el estigma social y las dificultades para acceder a servicios de salud mental son algunos de los motivos de la mencionada postergación. De todas maneras y más allá de posibles resistencias, no es sencillo realizar diagnósticos acertados en la etapa de la niñez.
El diagnóstico es el primer paso
Esto es por la naturaleza cambiante del desarrollo infantil en el que los niños experimentan transformaciones físicas, emocionales y sociales que pueden manifestarse como cambios de comportamiento. Esto dificulta la distinción entre lo que es un proceso normal de maduración y lo que podría indicar una enfermedad mental. Por otro lado, la expresión de los síntomas también varía según la edad.
En este sentido, la principal recomendación es que si aparece la preocupación en torno a tu hijo, no se demore la consulta con un profesional. El punto de partida puede ser el mismo pediatra y de allí el médico puede indicar alguna derivación o no. Otro, puede ser conversar con los docentes, amigos, padres de otros niños y gente que lo rodea para saber si han notado cambios en su comportamiento.
Signos de alerta
Existen signos de advertencia de las enfermedades mentales y son las siguientes:
- Tristeza que dura dos semanas o más
- Cambios en la sociabilidad y alejamiento de los demás
- Lastimarse a sí mismo o hablar de hacerlo
- Charlas sobre la muerte o el suicidio
- Arrebatos, mal humor o irritabilidad
- Comportamiento fuera de control que puede ser perjudicial
- Cambios grandes del estado de ánimo, del comportamiento o de la personalidad
- Cambios en los hábitos alimenticios
- Pérdida de peso
- Problemas para dormir
- Dolores de cabeza o de estómago frecuentes
- Dificultad para concentrarse
- Rendimiento escolar deficiente
- Ausentismo escolar
Fuente: Clínica Mayo