La operación de miopía consiste en una cirugía con láser para remodelar la córnea (la parte transparente del ojo). Se retira tejido (fotoablación) para modificar el enfoque de las imágenes percibidas. Sin embargo, no todas las técnicas son iguales y se diferencian en función del número de dioptrías que sea necesario corregir.
Para miopías bajas y moderadas se emplean técnicas de ablación corneal con láser excimer que elimina tejido corneal con intención de aplanar la córnea. De esta manera se reduce la curvatura y por tanto el número de dioptrías. La técnica más común aquí es el LASIK que permite que toda la intervención se realice con láser y está indicada para corregir miopías de hasta 7 dioptrías.
En graduaciones más bajas, hasta 2 y 3 dioptrías o cuando el grosor corneal o el estado de la superficie ocular lo aconsejen, puede realizarse la ablación directamente sobre la córnea tras retirar el epitelio con la técnica denominada PRK (fotoqueratectomia refractiva). Por encima de las 6 y 7 dioptrías de miopía hay que recurrir a la cirugía intraocular, implantando lentes intraoculares.
Los resultados visuales son equivalentes con ambas técnicas, aunque con el PRK las molestias después de la operación y el tiempo de recuperación suelen ser un poco mayores que el LASIK. Las dos también se pueden aplicar a pacientes de cualquier edad aunque se es común que se pida una edad mínima de 21 años para garantizar una cierta estabilidad del defecto refractivo.
Riesgos y contraindicaciones
Los riesgos de la cirugía refractaria con láser u operación de miopía son mínimos porque se trata de una técnica muy eficaz y segura. En líneas generales no hay casi complicaciones aunque, por tratarse de una cirugía, pueden aparecer dificultades como infección o inflamación corneal. Se trata de dificultades excepcionales.
La cirugía de miopía está contraindicada en pacientes con enfermedades o alteraciones corneales previas y ojos secos moderados o graves. Tampoco son aconsejables durante el embarazo, la lactancia y si existe el tratamiento con fármacos para combatir el acné como la isotretinoina y similares. Otro grupo no apto para este tipo de intervenciones son los pacientes con artritis reumatoide, lupus y otras enfermedades del colágeno.
Del mismo modo, se exige una adecuada salud ocular por lo que la cirugía no está recomendada para pacientes con glaucoma, cataratas y determinadas enfermedades corneales como el queratocono. Los individuos con síndrome de ojo seco tampoco son buenos candidatos al LASIK, siendo preferible la PRK en estos casos.
En síntesis, para una cirugía exitosa de miopía, el paciente debe cumplir una serie de criterios en relación al grosor corneal, regularidad de la superficie corneal y función lagrimal, que son comprobados en las exploraciones preoperatorias.
Fuente: Cuidate Plus