La artritis reumatoide es una enfermedad crónica y de carácter autoinmune que produce inflamación de las articulaciones, dolor, deformidad y dificultad para el movimiento. A nivel mundial afecta entre un 0,5 y un 0,8 por ciento de la población, es decir, aproximadamente a cinco personas por cada mil a nivel mundial. Sin embargo, todavía hay muchas personas que no están diagnosticadas.
Con mayor prevalencia en mujeres que en hombres ya que de cada dos de cada tres diagnósticos le corresponden a ellas, la principal consecuencia tiene que ver con los niveles de movilidad. No obstante, también puede dañar órganos y sistemas como el corazón, el riñón y el pulmón. Por este motivo, se considera que es una enfermedad sistémica.
Existen zonas o articulaciones en que este tipo de artritis tiene mayor incidencia. Se trata de las que mayor movilidad poseen como las manos y los pies, los codos, los hombros, las caderas, las rodillas y los tobillos. Si la inflamación persiste y no se controla la enfermedad puede también afectar a huesos, ligamentos y tendones que hay alrededor de la articulación.
Sin una causa específica conocida, esta enfermedad autoinmune puede llevar a una deformidad progresiva de las articulaciones y la pérdida de la capacidad para realizar movimientos y tareas cotidianas. Todo ello repercute de forma muy negativa en la calidad de vida de los pacientes.
Síntomas para tener en cuenta
Debido a que se trata de una enfermedad autoinume, no hay especificaciones para prevenir su aparición. Sin embargo, siempre es importante realizar actividad física de forma habitual para favorecer el uso de todas las articulaciones. Del mismo modo, evitar el tabaquismo así como cuidar los propios procesos emocionales.
La artritis remautoide se presentar de muy diversas formas, que van desde las muy leves hasta las mucho más graves. Los principales síntomas son los siguientes:
Afectación de las articulaciones. Esto se hace evidente a través de dolor e inflamación.
Rigidez o entumecimiento articular. Suele aparecer después de un reposo prolongado como al levantarse por la mañana, que comienza a desaparecer de a poco a medida que el paciente ejerce su actividad diaria.
Debilidad muscular y limitación de la movilidad. Se incrementa en el largo plazo con tratamiento inadecuado o nulo.
Abultamientos duros. Son los nódulos reumatoides que aparecen en las zonas de roce de la piel como los codos, el dorso de los dedos de las manos y de los pies, que también pueden localizarse en el interior del organismo.
Sequedad de la piel y las mucosas. No se da en todas las oportunidades, pero hay que tener en cuenta que esto ocasiona una inflamación y posterior atrofia de las glándulas que generan las lágrimas, la saliva, los jugos digestivos o el flujo vaginal (síndrome de Sjögren).
Enfermedades asociadas. Las personas con artritis reumatoide padecen con mayor frecuencia que la población general otras enfermedades asociadas, como osteoporosis o arterioesclerosis.
Fuente: Cuidate Plus