Cada año, profesionales de la salud de la esfera pública y de la privada convergen en Puerto Iguazú, provincia de Misiones. Viajan a esa ciudad desde distintos puntos del país para realizar exámenes pediátricos a chicos y chicas de una comunidad educativa ubicada en el barrio 1° de Mayo, uno de los conglomerados más vulnerables de la zona. En conjunto, estos esfuerzos permiten desarrollar la campaña que este junio llevó adelante su quinta edición.
Se trata de una política que articula la administración provincial junto con la Fundación Grupo London Supply, entidad que impulsó la iniciativa a raíz del compromiso social que asumió con la región y con el Parque Educativo que allí donó y que hoy apadrina. El objetivo general de esta colaboración público-privada es “supervisar la salud en los niños y niñas que asisten al complejo educativo e intervenir sobre aquellas situaciones que lo requieran”, según explica el Dr. Guillermo Goldfarb, uno de los médicos que participa del programa desde su inicio.
El despliegue consta de jornadas intensivas en las que se implementan chequeos pediátricos, nutricionales, oftalmológicos, otorrinolaringológicos, audiológicos y odontológicos en las aulas a las que los 1.500 chicos y chicas asisten todos los días, especialmente acondicionadas para que los especialistas puedan trabajar. “Buscamos garantizar la continuidad junto con el equipo de salud local para que no sea una acción aislada”, agrega el profesional, quien se desempeña como médico de planta del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, de la Ciudad de Buenos Aires, por lo que recorre más de 1.000 km para la campaña.
En efecto, quienes llevan adelante los exámenes son mayoritariamente médicos y médicas que ejercen en Misiones, la Capital Federal o la provincia de Buenos Aires. Cumplen un papel central en el contexto de esta acción social, en la que participan ad honorem. “Desde lo personal decidí sumarme al proyecto porque me vincula con los momentos iniciales de mi vocación, a su estado más puro, al querer hacer algo por los chicos y chicas en situación vulnerable”, comenta Goldfarb acerca de su motivación.
“En Supersanitos encontré una oportunidad de ofrecer una mejora concreta en la calidad de vida de un montón de personas”, añade el pediatra. En rigor, el alcance de la campaña trasciende al conjunto de estudiantes, ya que como segunda meta la actividad se propone “promover hábitos saludables en todos los órdenes, en todos los momentos de la infancia y la adolescencia”, de acuerdo al médico, quien argumenta que esta línea de trabajo permea en la población para llegar hasta las familias, a las que también beneficia.
En primer lugar, quienes acceden a las revisiones son alumnas y alumnos de los diferentes niveles —inicial, primario y secundario— de las instituciones que integran el Parque Educativo “Barrio 1° de Mayo”. No obstante, en múltiples oportunidades se han habilitado consultorios de demanda espontánea para brindar atención a chicos y chicas del barrio que no asisten al colegio. En el marco del operativo también se emplaza un vacunatorio móvil que permite que cada niña, niño y adolescente pueda completar su calendario de vacunación.
De este modo, Supersanitos contribuye a la prevención de enfermedades en la población infantil. Los chequeos representan una oportunidad clave para la detección temprana, garantizando diagnósticos y tratamientos oportunos que mejoran las posibilidades de éxito en el manejo de diversas afecciones. Sobre esta base, el programa otorga herramientas a profesionales y familias para que los y las estudiantes cuenten con opciones de seguimiento en los casos en que se les detecte alguna patología.
Y aquí hay un punto fundamental en la dualidad de la relación público-privada, esa sinergia que se produce para un bienestar social. De esta manera, la campaña y el trabajo de los médicos funcionaría como una suerte de aporte a la salud pública, compartiendo información del panorama de la salubridad en esta comunidad educativa y de casos emergentes que pueden ser integrados a una planificación mayor. Estos datos ayudan a robustecer la capacidad de previsión y atención de los organismos públicos, contribuyendo a un diagnóstico más integral ya no sólo para los niños y niñas del Parque, sino para toda la comunidad de Iguazú.
Dentro de este eje resulta crucial la continuidad que brinda el dispositivo. Según expone Goldfarb, “estas campañas, en tanto se sostienen en el tiempo y en tanto producen mejoras en la calidad de atención y en el sistema de salud, aportan a consolidar hábitos de cuidado y prevención, con los chicos, las chicas y familiares como agentes multiplicadores de esta acción”. Este tipo de intervención sostenida es posible en virtud de “la creación de una red de trabajo que impacta positivamente sobre la comunidad y también sobre la totalidad de profesionales”, añade el especialista.
Es un avance que éste atribuye a “la presencia de un equipo médico que se ha ido consolidando a lo largo de los años a través de un vínculo de compañerismo, solidaridad y aprendizaje mutuo; de compartir visiones y experiencias con colegas que trabajan en condiciones y lugares distintos, en donde nos complementamos, ayudamos y aprendemos”.