Capacidad de estar atento, aceptación a lo que sucede y vivir en el presente son tres características que entran en la práctica del mindfulness o atención plena. Se trata de una herramienta que aporta beneficios para la salud general y la salud mental en particular.
El mindfulness no es dejar la mente en blanco, ni eliminar las emociones y _mucho menos_ apartarse del mundo. Eso sí, requiere de una práctica continua así como de la disciplina de saber de antemano que no siempre saldrá como uno quiere. Regresar a la práctica es la principal habilidad requerida.
Más allá de las diversas técnicas y enfoques de la atención plena, se ha demostrado que tiene beneficios concretos en la salud. En lo que relacionado con la psicología, es una herramienta muy eficaz para prevenir el estrés así como disminuir los niveles de malestar psicológico.
Además, se utiliza como complemento en el tratamiento de enfermedades psiquiátricas como ansiedad, depresión, adicciones o trastornos de conducta. Vale aclarar aquí que el mindfulness es un complemento que no reemplaza la terapia médica sugerida para cada caso y que siempre es importante la consulta con el especialista.
El mindfulness describe un estado o rasgo de la mente humana que tiene que ver con la concentración o atención plena. En este sentido, es útil para aliviar el sufrimiento y se ha comprobado que sirve para disminuir sensaciones displacenteras, dejar de lado las preocupaciones y otros beneficios clave para una mejor calidad de vida.
Beneficios comprobados
Aunque son innumerables, con relación a la salud mental, la práctica de la atención plena tiene eventos positivos en los siguientes aspectos:
- Inteligencia emocional ya que ayuda al autoconocimiento y una mejor gestión emocional.
- Capacidad de concentración: Favorece el foco y la posibilidad de realizar tareas con menores distracciones.
- Insomnio: El mindfulness lleva a un mejor dormir ya que todo el organismo se encuentra más relajado. Del mismo modo, al alejar las preocupaciones, la práctica mejora el descanso.
- Estrés y ansiedad: Disminuye o elimina estas emociones y es uno de los efectos más estudiados por la ciencia. Al llevar a la persona a estados de calma, no solo mejora estos aspectos de la salud mental sino muchas de sus derivaciones físicas como el corazón, colesterol, colon irritable y otros.
Técnica básica
El mindfulness suele practicarse a través de una postura de meditación que no tiene que ser compleja y que, de preferencia, debe ser sentado en una silla. Sobre todo para los que comienzan con la práctica.
Luego de hacer algunas respiraciones para relajar mente y cuerpo, el objetivo es mantener la atención en un punto elegido que suele ser la respiración pero puede ser otra cosa como un punto en la pared.
Así, el proceso incluye las siguientes etapas:
- Anclaje o contacto para identificar el objeto de atención.
- Vagabundeo mental: Va a surgir ya que es lo que la mente hace. Es decir, se va a otros pensamientos o preocupaciones.
- Conciencia: Darse cuenta de que la mente se ha ido y
- Retorno amable: Regresar al punto de atención o anclaje de manera amable sin juicios contra uno mismo o acusaciones.
La principal clave es la persistencia y el no desanimarse cuando la mente vagabundea más de lo que a uno le gustaría. La clave está en la constancia y en la educación de la mente no para no irse sino para regresar cuando se dio cuenta de que se dispersó.