La hernia de disco es un problema en uno de los amortiguadores cartilaginosos (discos) que se encuentran entre los huesos (vértebras) que se apilan para formar la espina dorsal. Se trata de un problema bastante frecuente y se estima que entre el uno y el dos por ciento de las personas de entre 20 y 50 años lo padecen.
Se trata de una afección que puede ocurrir en cualquier parte de la espina dorsal. No obstante, es más común en la zona lumbar. En cualquier caso, será el médico traumatólogo el que definirá, en primer lugar, si es preciso realizar una resonancia magnética así como el tratamiento a seguir.
En algunos casos, se requiere cirugía pero no suele ser lo más habitual para este tipo de dolencias.
Síntomas comunes
Como se mencionó, lo más habitual es que las hernias de disco se produzcan en la zona lumbar aunque también pueden aparecer en el cuello. En este marco, la sintomatología dependerá de la ubicación del disco y, en especial, si el disco presiona o no un nervio.
Las molestias no suelen estar de ambos lados del cuerpo sino que las hernias afectan o al lado izquierdo o al derecho. En esta línea, algunos síntomas frecuentes son:
- Dolor en piernas. Si está en la región lumbar, las molestias se sentirán más en glúteos, muslo y pantorrilla. También podría aparecer dolor en una parte del pie.
- Dolor en hombro y brazo. Si la hernia se ubica en el cuello. También puede haber molestias al toser o estornudar. El dolor se describe a menudo como agudo o ardiente.
- Entumecimiento u hormigueo. Este se irradia en la parte del cuerpo a la que se conectan los nervios afectados.
- Debilidad. Los músculos a los que se conectan los nervios afectados tienden a debilitarse.
Factores de riesgo y cuándo consultar
Existen factores de riesgo que pueden favorecer la aparición de una hernia de disco. Entre estos se destacan el exceso de peso corporal, la exigencia física que pueden significar algunos trabajos, el pasar mucho tiempo sentado o manejando un vehículo.
Además, como para casi todas las enfermedades, el fumar es un factor de riesgo que, en este caso, disminuye el suministro de oxígeno a los discos; lo que acelera el deterioro. Algo similar sucede con las personas sedentarias. Por otra parte, hay factores hereditarios o genéticos que pueden favorecer esta dolencia.
En este contexto, no hay que demorar la consulta médica si el dolor en la espalda o en el cuello persiste varios días o si aparece algún tipo de entumecimiento o debilidad en la zona afectada. En la entrevista con el especialista, la exploración física y la clínica serán el primer paso para el pedido de una resonancia magnética que serviría de confirmación del diagnóstico.
Este tipo de estudios, además, son útiles al momento de descartar otro tipo de problemas que también pueden manifestarse a través de las llamadas ciáticas. Por ejemplo, sirve para observar si hay estabilidad entre las vértebras y dejar de lado que haya desplazamientos entre ellas o fracturas patológicas.
Fuentes: Clínica Mayo y Cuidate Plus