La epilepsia es una enfermedad neurológica caracterizada por la presencia de crisis epilépticas, que son manifestaciones paroxísticas (de inicio y final brusco) por actividad del cerebro. Bajo esta categoría se enmarcan diversos tipos de crisis.
Las más comunes son las llamadas tónico-clónicas en las que la persona pierde la consciencia al tiempo que sufre convulsiones en las que se le mueven brazos y piernas. Durante estos episodios se puede padecer incontinencia de esfínteres o probabilidad de morderse la lengua para recuperarse luego de un momento de somnolencia.
Aunque hay tipos que implican ausencias o breves períodos de desconexión, las que más consultas provocan son las llamadas parciales complejas. En estas, se percibe una sensación de una suerte de Déjà vu. Es decir, un aura o una sensación como de algo ya vivido. Esto sucede antes de desconectarse y, tiene una duración de menos de un minuto. Durante ese lapso es posible hacer automatismos con las manos.
Las crisis de epilepsia pueden generar distintos síntomas que pueden ir desde una sensación de corriente eléctrica que atraviesa todo el cuerpo y comienza en el pie hasta movimientos involuntarios en manos o piernas. Además, se han observado alucinaciones visuales, olores extraños y ataques de risa; entre otras posibilidades.
Alternativas para su control
Las crisis epilépticas representan el 1 y el 2% de las urgencias médicas (el 1% en adultos y el 2% en niños). Además, son la tercera causa neurológica de hospitalización debido no solo a las crisis sino también a los accidentes que se derivan por estas.
En el momento de una crisis, lo primero que hay que hacer es colocar a la persona de costado para que no se atragante y no meterle nada en la boca. También se le puede poner algo debajo de la cabeza con el fin de que no se golpee con el suelo y evitar daños a partir de los movimientos involuntarios.
Además de preservar al paciente, lo importante de controlar las crisis lo antes posible tiene que ver con el hecho de que pueden generar alteraciones en algunas zonas neuronales que pueden incrementar las crisis. Entre las pautas para su tratamiento y minimizar episodios se destacan:
- Cumplir con el tratamiento indicado por el médico.
- Dormir bien y la cantidad de horas adecuadas.
- Evitar el consumo de alcohol
- Minimizar o evitar la computadora o luces estridentes para quienes sufren crisis asociadas a ese tipo de luces.
- Realizar actividad física para reducir las crisis y las descargas epileptiformes interictales.
Fuente: Cuidateplus