Resulta casi contradictorio pensar que los individuos más entrenados del mundo puedan no ser del todo saludables. Si bien esto no es una regla fija, hay algunas consideraciones muy interesantes para realizar en la materia. Dialogamos sobre el tema con el Esp. Lic. Pablo Carroni, docente e investigador de la Universidad Maza.
Algunas investigaciones demuestran que atletas olímpicos vivieron más años que la población general. Como contrapartida, deportistas como Rafael Nadal han declarado que el alto rendimiento no es saludable y numerosos ejemplos de deportistas con lesiones o dolores crónicos, como el goleador Gabriel Omar Batistuta, muestran que llevar la máquina al límite puede tener consecuencias. Por ello “sería un error generalizar y decir que todos los deportistas van a presentar algún tipo de problema, pero es indudable que las altas exigencias pueden generar patologías o lesiones” afirma el profesional.
El alto rendimiento exige al máximo las capacidades de un deportista, tanto la competencia como los entrenamientos que preparan a ellas. Para soportarlas el organismo debe estar preparado adecuadamente. En ese punto, no se debe pensar que esto es riesgoso de por sí, porque es un proceso que se realiza en el tiempo y cuenta con mucha información científica detrás. “Es fundamental la formación inicial donde se adquieren todas las capacidades y técnicas, así como la planificación de las cargas” explica Carroni.
Cada disciplina presenta características muy particulares, con funciones y roles muy específicos. Para poder exponerse a ellos el organismo debe haber sido preparado en esa fase inicial y, aunque uno no lo crea, mucho tendrá que ver la genética del deportista. “En algunos casos es determinante para desarrollar determinadas capacidades y cualidades” asegura Pablo quien aclara que los profesionales que preparan al atleta deben estar altamente formados y capacitados.
Las lesiones y la importancia del trabajo interdisciplinario
Un aspecto recurrente al pensar en la relación entre deporte de rendimiento y salud son las lesiones. Las hay de distinta gravedad y los tiempos de recuperación buscan acelerarse al máximo. A veces se utilizan las conocidas infiltraciones para poder competir y luego tratar el problema.
“Las lesiones son un tema preocupante para todo el equipo y, humildemente, creo que no debe hacerse un uso excesivo de las infiltraciones. Es fundamental que los profesionales idóneos controlen adecuadamente ese recurso impidiendo las consecuencias a mediano y largo plazo”, subraya el especialista.
Hasta ahora nos hemos enfocado solamente en lo físico, pero la actual definición de salud contempla lo mental y social. En ese sentido podemos analizar las grandes exigencias de triunfo e intereses que hay en el mundo deportivo y como pueden afectar a los deportistas, muchos de los cuales son olvidados tras su retiro.
Debido a esa situación es precisa la incorporación de psicólogos deportivos y especialistas en la materia para acompañar a los atletas.
¿Qué ocurrirá en el futuro?
Evidentemente hay mucho por analizar y por mejorar. Carroni se muestra bastante positivo, pero dice que “no es fácil porque debe haber intenciones serias y compromiso institucional por parte de dirigencias y federaciones”.
Cuanto menos, es bueno hablar de estos temas y ver cómo puede contribuir cada individuo desde su rol. Hemos tocado al deportista y todo el equipo profesional que lo rodea y a los clubes, dirigentes, asociaciones y entes que rigen cada disciplina. También a los espectadores y a la sociedad toda corresponde poner el espectáculo en el lugar que corresponde, saber que se trata de personas, que no es una cuestión de vida o muerte y de que hay cosas mucho más importantes.
Tal vez en la medida en que el público baje esos niveles de interés estratosféricos, la maquinaria económica y el mercado que se mueve alrededor de estas prácticas no sea tan atroz y las cosas sean más equilibradas.
“La educación es la herramienta fundamental que puede lograr grandes cosas y en la cual deben estar comprometidos todos los actores del deporte”, concluyó Carroni.
Fuente: UMaza