Existen diversos mitos limitantes en torno a la lactancia materna. Tal vez uno de los principales sea la naturalidad –asociada facilidad- con la que se debería amamantar. Y, cuando eso a veces no sucede, existe frustración al mismo tiempo que se corre el riesgo de claudicar.
Este año, el lema de la semana mundial de la lactancia materna que va del 1 al 7 de agosto es “impulsemos la lactancia materna apoyando y educando”. El objetivo es que la mayor parte de los actores sociales se involucren, promuevan y protejan esta actividad clave para el desarrollo infantil.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), dice que la lactancia materna proporciona seguridad alimentaria al infante, desde el principio de su vida y que las mujeres necesitan el apoyo de los servicios de salud, los centros de trabajo y la comunidad para amamantar de forma óptima.
En Argentina, el porcentaje de mujeres que da de mamar de manera exclusiva a sus bebés en los primeros meses de vida alcanza el 40 %. Para Romina Calella, nutricionista especializada en clínica pediátrica (mat. 1259); esto se debe –en parte- a la falta de información existente.
“La lactancia se aprende”, destacó la profesional y de allí la importancia no solo de asesorarse (y asesorar) sino también de tener claro que la mamá necesita apoyo tanto familiar como profesional. En especial, durante el primer mes de lactancia para evitar que la misma fracase.
De este modo, el entorno es fundamental. Por un lado, el contexto familiar de la madre, la educación, la contención con la que cuente así como las experiencias previas tanto propias como de personas allegadas.
Además, dentro de los ámbitos de salud y laborales aún existe desconocimiento sobre el tema debido a que no siempre se le otorga la debida importancia y de allí el lema de este año de “impulsar, apoyar y educar”.
Beneficios y ventajas
“La leche materna es, entre otras cosas, un gran protector inmunológico por lo que ese bebé que toma el pecho se enfermará menos y, en el largo plazo y con una mirada global, habrá una madre con mayor disponibilidad en los ámbitos de trabajo”, apuntó Calella.
La lactancia exclusiva hasta los 6 meses y, luego de manera complementaria, hasta los dos años, fortalece el vínculo emocional y de apego entre madre y niño.
Pero la acción va mucho más allá ya que la leche materna es la primera vacuna para el bebé debido a que se han detectado en ella factores bioactivos que tienen una función inmunológica, con impacto positivo para la salud del niño.
“La lactancia disminuye las posibilidades de contraer enfermedades no transmisibles como hipertensión, obesidad y cardiovasculares”, apuntó la profesional al mismo tiempo que recordó que también bajan los riesgos de contraer neumonías o alergias así como favorece el desarrollo neurológico.
“Existe un muy bajo porcentaje de mamás que no puede amamantar, es decir, madres que por alguna condición “biológica” no están en condiciones de hacerlo”, señaló la nutricionista pediátrica. En líneas generales, la leche que cada madre produce es buena para alimentar al bebé y cubrir perfectamente sus necesidades.
No obstante, existen factores que pueden atentar contra el amamantamiento. Se trata de momentos de angustia o estrés que contribuyen a la baja de la oxitocina (una de las hormonas que favorece la producción de leche). Del mismo modo, el hecho de no tener claras algunas pautas sencillas que podrían mejorar la experiencia tanto de la madre como del bebé.
“La mamá siempre lo hace bien y es importante tener paciencia así como observar cada situación particular”, subrayó Calella al tiempo que enfatizó en la importancia de eliminar mitos y miedos.
Agregó que es clave favorecer contextos en donde la lactancia sea prioritaria como consecuencia, en primer lugar, de la decisión de la madre.