La diabetes afecta a más de 1 de cada 10 argentinos y se calcula a nivel mundial que más del 90% de los casos son de diabetes tipo 2, que se asocian con sobrepeso, obesidad, edad avanzada y antecedentes familiares. Esta es una enfermedad crónica ‘silenciosa’, que puede pasar años inadvertida.
Se estima que el 45% de las personas con diabetes no tiene diagnóstico y que, en su enorme mayoría, tienen diabetes tipo 2.
Históricamente, había una mirada “glucocéntrica”, centrada únicamente en el control de la glucemia como único objetivo terapéutico de la diabetes. Sin embargo, aunque el control de los niveles de glucosa en sangre es indispensable, los especialistas destacan la necesidad realizar un abordaje más integral, atendiendo también aspectos vinculados con factores de riesgo cardiovascular y renal.
En ese contexto, la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD), la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), la Sociedad Argentina de Lípidos (SAL), la Federación Argentina de Cardiología (FAC) y la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN) acaban de presentar un documento elaborado en conjunto donde destacan la necesidad del manejo del riesgo cardiovascular asociado a las personas con diabetes tipo 2, tras analizar diferentes trabajos que evaluaban la prevalencia de complicaciones y metas metabólicas con datos de cohortes de Argentina.
“Las personas con diabetes que no estén logrando un control óptimo de su enfermedad presentan un mayor riesgo cardiovascular, debemos trabajar en conjunto para que las recomendaciones lleguen a todos los involucrados. Los pacientes también deben hablar con su médico para tomar medidas a tiempo y prevenir complicaciones. En la actualidad, el control óptimo de la diabetes debe considerar el control de todos los factores de riesgo incluyendo el sobrepeso y la obesidad. En este sentido es fundamental hacer énfasis en que, si reducen al menos 5 al 10% de su peso corporal, también van a disminuir su riesgo cardiovascular”, indicó la Dra. Silvia Gorban de Lapertosa, presidente de la Sociedad Argentina de Diabetes.
De acuerdo con estudios observacionales realizados en el país, aproximadamente 4 de cada 10 personas con diabetes tipo 2 presentan enfermedad cardiovascular, principalmente de tipo aterosclerótica, y enfermedad renal crónica. A pesar de su elevado riesgo, solo la mitad alcanza un óptimo control metabólico y menos del 20% logra un adecuado control de todos los factores de riesgo cardiovascular en forma conjunta.
“Existe suficiente evidencia científica que apoya la necesidad de reemplazar el concepto ‘glucocéntrico’ -centrado en el control de los niveles de glucosa en sangre como único objetivo del manejo de la diabetes- para adoptar una mirada más integral, que atienda también aspectos vinculados a los factores de riesgo cardiovascular, renal o metabólico. Los resultados de los estudios realizados en nuestro país en los últimos años nos obligan a reflexionar y a tomar medidas para mejorar la evolución de nuestros pacientes en la práctica clínica”, resaltó el Dr. Alejandro Hershson, ex presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología.
A su vez, aun cuando las guías de tratamiento actuales recomiendan con un alto nivel de evidencia el uso de medicación con beneficio cardiovascular demostrado para el control glucémico de las personas con diabetes, sólo alrededor de un 10% es tratado con medicamentos cardioprotectores como los agonistas del receptor GLP1 (arGLP-1) y los inhibidores de SGLT-2 (iSGLT-2).
¿Cómo calcular el riesgo cardiovascular?
La Sociedad Europea de Cardiología estableció la categoría de riesgo y recomendaciones sobre prevención cardiovascular en la práctica clínica 2021. Determinó que una persona con diabetes tipo 2 controlada, diagnosticada hace menos de 10 años, presenta riesgo moderado si no evidencia daño de órgano blanco ni factores de riesgo adicionales, como ser mayor de 50 años, hipertensión, dislipidemia, tabaquismo u obesidad. El riesgo será elevado cuando tenga un diagnóstico de diabetes de más de 10 años y presente algún factor de riesgo adicional; y muy elevado cuando exista enfermedad cardiovascular establecida y/o daño de órgano blanco. La mayoría de las personas con diabetes tipo 2 tienen riesgo cardiovascular elevado o muy elevado. Además del diálogo médico-paciente, la historia clínica y del examen físico en el consultorio, se recomienda considerar estudios de laboratorio específicos (Hemoglobina glicosilada; función renal, electrocardiograma y perfil lipídico) para determinar el riesgo.
Más información en www.fac.org.ar