El 11 de marzo del 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró pandemia a la enfermedad ocasionada por el COVID-19. El virus, producto de la infección por SARS-CoV-2 fue concebido inicialmente como un síndrome principalmente respiratorio. No obstante, muy pronto comenzó a observarse evidencia del ataque del virus a otros órganos, incluyendo el sistema nervioso.
De acuerdo a la evidencia científica en distintas líneas de investigación a este respecto, tras la infección por el SARS-CoV-2 la mayoría de los pacientes se recuperan en pocos días o semanas. Sin embargo, alrededor del 10% continúan con síntomas persistentes durante un período más prolongado, generando lo que se conoce como síndrome post-COVID-19. Este se caracteriza por una serie de síntomas que se desarrollan durante la infección o posterior a ella y que continúan incluso luego de 12 semanas y no se explican por otro diagnóstico. Suele presentarse en forma de grupos de síntomas, con frecuencia comórbidos, que pueden fluctuar y cambiar con el tiempo y afectar a varios sistemas del organismo.
En virtud de los reportes hasta el momento, se han publicado resultados clínicos que revelan que el COVID-19 provoca alteraciones biológicas y psiquiátricas, resultado de la interacción entre múltiples factores, que dependen en gran medida del virus, el huésped y el medioambiente y de la forma que esta interacción impacta en la homeostasis del organismo.
Dentro de la amplia gama de alteraciones que genera, los trastornos neurológicos encontrados tienen relación con ageusia, anosmia, alteraciones del estado de conciencia, parestesia, entre otros. En la esfera cognitiva los pacientes con síndrome post-COVID-19 pueden experimentar problemas de memoria, pérdida de concentración, neblina mental y, por otra parte, los trastornos de ansiedad o del estado anímico se encuentran relacionados a los cambios anímicos observados.
Este compromiso podría revestir un carácter crónico y condicionar la capacidad para afrontar con éxito las demandas del entorno, ya sea a nivel personal, social o laboral. Ciertas investigaciones suponen que estos déficits podrían ser lo equivalente a un deterioro global de la cognición de aproximadamente 10 años, en aquellas personas que han experimentado casos graves de la enfermedad. A su vez, estudios recientes alertan sobre la capacidad de nuevas variantes, como por ejemplo, la nueva versión delta, de generar efectos de COVID-19 persistente, especialmente en jóvenes no vacunados, lo cual supondría una generación con potenciales problemas de salud crónicos.
Por nuestra parte, el equipo compuesto por el Dr. Demián Rodante, el Lic. Nicolás Basin y la Mg. Verónica Franco, estamos llevando adelante una investigación a través de una encuesta que procura identificar la sintomatología psiquiátrica y neuropsicológica resultante del virus y sus efectos persistentes en la capacidad funcional, a través de la percepción que cada paciente ha tenido en su experiencia personal.
Establecer la repercusión clínica amerita hacer una evaluación neuropsicológica exhaustiva que reporte las consecuencias de la enfermedad a nivel anímico y cognitivo, especialmente de los procesos atencionales y ejecutivos. Sin embargo, en esta primera fase de la evaluación, nuestro equipo pretende estimar subjetivamente estos efectos en aquellas personas que hayan cursado la enfermedad. Para ello, hemos diseñado la siguiente encuesta que no lleva más de 5 minutos en responderse y la información proporcionada es de carácter confidencial.
La encuesta puede realizarse ingresando al siguiente link: https://forms.gle/LJT2dHMqjL11BnEX6
Conocer específicamente los efectos de esta enfermedad, permitirá establecer lineamientos claros para la rehabilitación neuropsicológica que pueda ayudar a los pacientes a recuperar funciones cerebrales alteradas, mejorar su capacidad funcional y bienestar emocional.
Se espera que este aporte sea de utilidad para orientar a la ciudadanía y las prácticas profesionales, y se constituya en una herramienta que sustente la toma de decisiones en las organizaciones psicológicas y en los organismos de la salud pública y mental.
Aportes:
Verónica Franco (M.P. 93440, M.N. 33479)
Lic. en Psicología – Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología – Especialista en Neuropsicología Clínica – Coordinadora de la Formación en Neuropsicología Clínica de Fundación Foro
Demián Rodante (M.N. 137931)
Médico Especialista en Psiquiatría – Coordinador de Psiquiatría e Investigación de Fundación Foro – Investigador del Laboratorio de Farmacología de la Facultad de Medicina de la UBA
Nicolás Basin (M.N. 57219)
Lic. en Psicología – Especialista en terapia cognitivo-conductual – Docente universitario
Referencias:
-COVID-19 rapid guideline: Managing the long term effects of COVID-19 http://www.nice.org.uk/guidance/ng188
-World Health Organization. Coronavirus disease (COVID-19): Situation Dashboard 2020 https://covid19.who.int/.