La hepatitis se ha consolidado como una de las enfermedades infecciosas más mortales a nivel mundial. El 28 de julio la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora el Día Mundial de la Hepatitis y este año subraya la necesidad urgente de tomar medidas globales hacia el compromiso de eliminación para 2030. En este marco, es importante diferenciar la hepatitis B que es la viral de las otras dos.
“Afortunadamente, la eliminación de la hepatitis viral es una meta alcanzable”, destacó en su web la OMS. Y agregó que para ello se cuentan con herramientas eficaces tanto para la prevención como para el tratamiento de la hepatitis B como para la cura para la hepatitis C. Estos dos tipos de hepatitis son los más comunes y, aunque tienen orígenes diferentes, se estima que el 57% de los casos de cirrosis hepática y el 78% de los casos de cáncer primario de hígado son causados por los virus de la hepatitis B y C.
La hepatitis A no es mortal (salvo que acabe provocando insuficiencia hepática aguda) y se suele pasar sola siguiendo unas sencillas recomendaciones como guardar reposo e hidratarse. Se contagia por contacto con las heces de una persona infectada con el virus de la hepatitis. En tanto, las hepatitis B y C son, como se dijo, más graves y se transmiten por medio de la sangre. Otro tipo de hepatitis menos común y con mecanismos de enfermedad diferentes es la autoinmune que también afectan al hígado.
Cómo prevenir el contagio
Las medidas higiénicas son, en efecto, cruciales para evitar el contagio de la hepatitis, ya sea A, B o C. En el caso concreto de la hepatitis B, estas son las recomendaciones:
- Utilizar métodos anticonceptivos de barrera (preservativos) en las relaciones sexuales de riesgo.
- No utilizar ningún utensilio que pueda contener restos de sangre como cepillos de dientes o máquinas de afeitar.
- Asegurarse de que el instrumental está esterilizado en el caso de hacerse un tatuaje o un piercing.