Casi el 50 % de los pacientes que se atienden en los servicios de oftalmología de todo
el país no sabe qué es el glaucoma. Y aproximadamente el 40% nunca se tomó la
presión ocular en los últimos cinco años. Entonces, cada vez que un paciente llega al
consultorio le explicamos que el glaucoma es una enfermedad causada por el
aumento de la presión dentro del ojo, que lastima silenciosamente el nervio óptico, que
hace que perdamos la visión y que en el 90% de los casos es asintomático.
El nervio óptico es una pieza fundamental del ojo encargado de transmitir la señal de
luz al cerebro a través de un proceso físico, químico y eléctrico para finalmente poder
ver las imágenes, ya sea de objetos, personas o paisajes, entre otros. Ese sería un
breve resumen de su función.
Lo que más me preguntan es si la presión arterial es la causa del glaucoma, y en
realidad no lo es ya que lo que origina la presión del ojo es el llamado líquido humor
acuoso, necesario para nutrir partes del ojo, tener una visión transparente y poder ver
claramente. Sin embargo, en los últimos tiempos se investigó y se sabe que hoy en día hay
muchos factores que hacen que el glaucoma progrese en forma insidiosa, no responda
al tratamiento o se anticipe a la enfermedad. Dentro de los factores están los
“Síndromes MET”. Se trata de un desorden del cuerpo que se caracteriza por
presentar obesidad abdominal, hipertensión arterial, dislipidemia, diabetes y
resistencia a la insulina. Hoy se sabe que causa un estado de inflamación crónica de
bajo grado con efectos en el organismo y el ojo forma parte del mismo.
Por otro lado, se encontró también una asociación vital entre la duración de la
diabetes, la presión intraocular elevada y los niveles de glucosa en ayunas como
principales factores de riesgo para el glaucoma. Los niveles de glucosa en ayunas y la
diabetes también contribuyen de manera importante a la progresión del glaucoma.
También las personas con marcadores de obesidad (es decir, circunferencia de la
cintura, masa de grasa corporal total y porcentaje de grasa) aumentan la presión
ocular y experimentan un avance de la enfermedad.
El estudio y el cuidado de la microbiota intestinal (microorganismos que ayudan a
tener un intestino saludable) y la adecuada higiene dental (cuidado de la microbiota
oral) ayudan a mejorar el cuadro.
Por lo tanto hoy se sabe que hacer ejercicio aeróbico (como caminata, ciclismo y
natación), hacer una dieta saludable libre de azúcares, ricas en grasas buenas (por
ejemplo, aceite de oliva), ingerir alimentos ricos en probióticos y prebióticos (como el
ajo, la cebolla, el alcaucil, las zanahorias y el Kéfir entre otros), además de consumir
verduras de hojas oscuras, disminuir el contenido de sodio y consumir alimentos
naturales ayudan también a mejorar este padecimiento ocular. Por lo tanto, en el tema del glaucoma hay que trabajar en equipo con el médico clínico, el nutricionista y el paciente. Nunca es tarde para cambiar,
*Nota escrita por María Angélica Moussalli
Oftalmóloga especializada en Glaucoma. Hospital Italiano de Bs. As.
MN 80561