De acuerdo con las últimas cifras proporcionadas por el Ministerio de Salud de la Nación, Argentina ha experimentado un aumento preocupante en los casos de dengue en distintas regiones del país. Desde la Semana Epidemiológica SE 31/2023 hasta la SE 4/2024 se registraron en Argentina 33.251 casos de dengue: 30.873 sin antecedentes de viaje (autóctonos), 1.756 importados y 622 en investigación, resultando en una incidencia acumulada a nivel país de 72 casos cada 100.000 habitantes. El alcance de esta enfermedad transmitida por mosquitos se ha incrementado notablemente, haciendo que la vacunación sea más crucial que nunca, pero ¿en qué medida es realmente eficiente la vacunación?
“El estudio TIDES es un ensayo a doble ciego, aleatorio y controlado por placebo, diseñado para evaluar la eficacia, seguridad e inmunogenicidad de un esquema de vacunación de dos dosis, con un intervalo de tres meses entre cada aplicación, de la vacuna experimental para el dengue de Takeda (TAK-003) en niños sanos, es el trabajo de intervención más grande en Dengue, que la farmacéutica haya realizado hasta el momento. Alcanzó el objetivo primario de medir la eficacia de la vacuna. La aplicación de este inmunizante logró prevenir el 84% de las hospitalizaciones y el 61% del dengue en general, sin riesgo de seguridad significativo detectado durante los tres años posteriores a la inoculación.” expresó el Dr. Ricardo Daniel Tapia – Médico de Familia – MP 4.288 MN 155.873, perteneciente a la empresa de medicina privada Boreal Salud.
Sin embargo, la vacunación es un proceso que debe realizarse bajo ciertas especificaciones. Los profesionales recomiendan que esta debe ser aplicada desde los 9 años hasta los 16 años de edad, aunque puede ser sin límites de edad, pero los estudios demuestran poca eficacia clínica en personas mayores de 17 años. Por otra parte, está contraindicada en embarazadas, mujeres lactantes, personas inmunosuprimidas y en menores de 9 años, ya que pueden aumentar el riesgo de hospitalización y enfermedad grave si se infectan con dengue en el futuro. Asimismo, los individuos más beneficiados con la aplicación de la vacuna, son aquellos que ya tuvieron dengue, por el riesgo que conlleva el volver a contraer la enfermedad.
Prevención y cuidados contra el dengue.
Si bien esta enfermedad puede ser sintomática o asintomática, el conocimiento de los síntomas es esencial para identificarla y tratarla a tiempo. La fiebre, dolor muscular y de articulaciones, la cefalea, náuseas, vómitos y diarrea son signos comunes a tener en cuenta para distinguir y diferenciar el dengue de una gripe convencional, sobre todo si se trata de personas que pueden resultar más afectadas, es decir, aquellas con sistemas inmunológicos comprometidos, como niños pequeños y adultos mayores.
En este sentido, en la prevención contra el dengue, se destacan algunos aspectos clave:
Cambiar frecuentemente el agua de los bebederos de animales y de los floreros.
Tapar los recipientes con agua, eliminar la basura acumulada en patios y áreas al aire libre.
Utilizar repelentes en las áreas del cuerpo que están descubiertas.
Usar ropa adecuada, camisas de manga larga y pantalones largos.
Usar mosquiteros o toldillos en las camas, sobre todo cuando hay pacientes enfermos para evitar que infecten nuevos mosquitos.
Rellenar con tierra tanques sépticos en desuso, desagües y letrinas abandonadas.
“Promover la educación y concienciación es fundamental en la lucha contra el dengue. La población debe entender que tanto la vacunación como las medidas preventivas son cruciales para evitar la propagación de esta enfermedad. La colaboración entre autoridades de salud, profesionales médicos y la sociedad en general es esencial para erradicar el dengue y garantizar un futuro más saludable para todos.”