Un estudio realizado por un grupo clínico del Servicio de Alergología del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) obtuvo una particular conclusión con respecto a la alergia a la penicilina que, en general, se encuentran en los antibióticos. La idea general tiene que ver con que muchas personas que fueron diagnosticadas como alérgicas a esta sustancia, no lo son realmente.
La investigación analizó 249 casos de alérgicos a estos medicamentos y determinó que el 75% de los pacientes etiquetados como alérgicos a los antibióticos betalactámicos o penicilinas son falsos positivos. Así, luego del estudio alergológico se les retiró la etiqueta a 186 personas. No se trata de la primera investigación en este sentido y entre las principales explicaciones de que esto ocurra se encuentra la falta de formación de los especialistas que evaluaron las reacciones en el momento agudo.
A esto se suma un posible etiquetado poco preciso y el sesgo de recuerdo de los propios pacientes que sufrieron algún tipo de problema. Se trata de una situación que se extendió debido a que antes se tendía a evitar la aplicación de antibióticos betalactámicos ante la sospecha de alergia en lugar de realizar un estudio especializado.
Consecuencias y recomendaciones
Las consecuencias de estos falsos alérgicos a la penicilina tienen que ver con la utilización de alternativas terapéuticas que son menos efectivas y también más costosas. De este modo, hay un impacto sobre la salud pública e individual que puede llevar a un aumento de infecciones de heridas quirúrgicas o del tiempo de hospitalización.
Por otra parte, también se favorece la resistencia a antibióticos, cuando esto es un serio problema sanitario a nivel mundial. Además, un mal diagnóstico en ese sentido priva a los pacientes y médicos de utilizar uno de los medicamentos más comunes en la práctica clínica habitual. Esto porque, entre otras patologías, se utilizan para tratar infecciones respiratorias, urinarias y cutáneas, entre otras.
En este marco, los directores del estudio realizado recomiendan volver a valorar el episodio de la persona que fue etiquetada como alérgica. Del mismo modo, observar si existe algún estudio que certifique la mencionada alergia. Existen distintos tipos de pruebas poco invasivas para chequear la existencia o no de dicha alergia.
Fuente: Cuidate Plus