En épocas de incertidumbre y dificultades económicas, el estrés se intensifica y puede traer consecuencias para la salud tanto física como mental. En este marco, la meditación puede ser una herramienta práctica para bajar los niveles de ansiedad, tensión y preocupaciones. Si bien los cambios no se ven de un momento a otro, el inicio en la práctica de la meditación o de la modalidad atención plena son maneras de afrontar las dificultades emocionales que se acentúan en estos tiempos.
Ante sensaciones de ansiedad extrema, depresión o tristeza siempre es recomendable consultar a un profesional, dedicar aunque solo sea unos minutos a la meditación puede ayudar a recuperar la calma y paz interior. Está considerada como un complemento ideal para cualquier tipo de tratamiento y puede producir un estado de relajación profunda.
Algunos de los principales beneficios tanto físicos como emocionales de la meditación son: Tener una nueva perspectiva de las situaciones, adquirir habilidades para controlar el estrés, mejorar la autoconciencia, enfocarse en el presente, reducir las emociones negativas, aumentar la imaginación y la creatividad y crear mayores niveles de tolerancia. En cuanto a los beneficios físicos, se pueden mencionar: Bajar la frecuencia cardíaca, disminuir la presión arterial en reposo y mejorar la calidad de sueño, entre otras mejoras.
Consejos prácticos
En primer lugar, hay que tener claro que cualquier persona puede meditar y que se trata de una actividad simple que no requiere ni equipos ni preparaciones específicas. Puedes practicar la meditación dondequiera que estés, durante una caminata, en el colectivo y hasta mientras esperas en un consultorio médico.
La recomendación número uno, sin embargo, tiene que ver con disponerse a realizar la meditación sin exigencias previas ya que eso solo servirá para incrementar el estrés o la ansiedad. De este modo, lo que hay que saber es que la mente se distraerá muchas veces y la clave de la meditación está en poder observarlo, no juzgarlo y volver al tiempo presente. Tener claro que habrá distracciones es una manera de no desalentarse.
En segundo lugar, como cualquier otra práctica, la meditación requiere de entrenamientos o diversos intentos. De este modo, lo ideal es poder realizarla al menos unos minutos una vez por día durante la mayor cantidad de tiempo posible.
Otros consejos para practicar la meditación son:
Buscar un lugar tranquilo con el fin de evitar o minimizar las distracciones
Colocarse en una posición cómoda. No es necesario sentarse en el piso ni tomar posturas incómodas.
Se puede meditar sentado, acostado o en cualquier actividad. Si tiendes a dormirte cuando meditas acostado, lo mejor es evitar esta posición.
Actitud abierta. Permite que los pensamientos pasen por la mente sin juzgarlos.
Concentrar la atención. Es uno de los elementos más importantes de la meditación ya que ayuda a liberar la mente de las muchas distracciones que causan estrés y preocupaciones.
Mantras, música, objetos, guías. Puedes concentrar la atención en cosas como un objeto específico, una imagen, un mantra, o incluso la respiración.
Respiración relajada. Esta técnica implica respiración profunda y uniforme, usando el músculo diafragma para expandir los pulmones. El propósito es hacer la respiración más lenta.
Fuente: Clínica Mayo