Aunque la palabra “tóxico” puede ser útil para comprender la idea de algo que no funciona, que no hace bien, lo recomendable es utilizar el término “disfuncional”. En este contexto, aunque todas las familias son únicas, lo cierto es que la baja funcionalidad de las familias es una característica relativamente extendida en la sociedad actual.
Una familia es un grupo social natural, un sistema abierto en constante transformación con límites flexibles y permeables en el que se promueve el desarrollo de las habilidades personales e interpersonales. Se trata de un espacio en el que la independencia de los miembros, donde cada uno de estos ocupa un lugar y es tomado en cuenta en su individualidad y como parte de dicho sistema.
Por definición y casi en contraposición, una familia disfuncional es aquella que de una forma u otra impide el desarrollo sano del individuo en el aspecto mental. No es sencillo generalizar ya que los especialistas advierten que es preciso analizar los casos particulares, por lo que siempre es recomendable una consulta con el especialista.
Sin embargo, una de las disfunciones más comunes tiene que ver o con una falta o exceso de cuidado. También puede haber maltrato, abusos o una sensación de ahogo por expectativas difíciles de alcanzar. En este marco y a diferencia de un grupo que promueve el crecimiento de sus miembros, una familia disfuncional suele mantener límites rígidos así como plantear relaciones autoritarias.
Qué hacer para sanar los vínculos
Cuando descubrimos que nuestros patrones de interacción familiares son dañinos, podemos intentar modificarlos. Por caso, la violencia, el control, la sobreprotección o la negligencia, la falta o exceso de límites son algunas de las prácticas habituales en este tipo de entornos.
El reconocimiento de que la familia no actúa como un sistema favorecedor del desarrollo sino que más bien lo limita o lo complica, es un primer paso necesario para pedir ayuda a un profesional de la psicología. No es preciso que todos los integrantes realicen una terapia sino que la guía puede ser para una persona.
Hay que tener en cuenta que la familia funciona como cualquier otro sistema en el que es suficiente que se realicen cambios en una pequeña parte para modificar el funcionamiento del sistema en su totalidad. En este marco, son los adultos quienes tienen la mayor responsabilidad de llevar adelante las trasformaciones que serán seguidaos de manera casi natural por los niños de la familia.
Fuente: Cuidate Plus