Actualmente, esta institución educativa cuenta con 22 docentes, ofreciendo niveles inicial y primario, así como disciplinas especiales como Artes Visuales, Teatro y Atención Temprana. Además, cuentan con el respaldo de psicólogos, trabajadores sociales y asistencia técnica.
El objetivo principal de la escuela es garantizar el derecho a la educación y la igualdad de oportunidades sin importar el contexto en el que se encuentre el alumno. Es en la escuela donde se forjan los primeros lazos sociales que contribuyen a la formación de la identidad humana.
Sin embargo, enseñar en un entorno hospitalario presenta desafíos únicos, ya que la realidad de cada estudiante impacta directamente en el proceso de enseñanza. Esto requiere que los docentes prioricen la enseñanza personalizada y adaptada a las necesidades individuales de cada alumno.
“Trabajamos en la cabecera de la cama”, relatan las docentes de la escuela. Esto significa que evalúan las necesidades de cada niño o niña internado a diario, directamente en sus habitaciones. Aunque respetan la planificación de la maestra del grado del niño en su escuela de origen, deben adaptarse a las circunstancias específicas de cada uno, ya que trabajan con niños que a menudo enfrentan enfermedades crónicas y largas hospitalizaciones.
La colaboración es fundamental para el trabajo de las maestras en la escuela hospitalaria, ya que deben coordinar con la escuela de origen del niño, las familias y los equipos médicos. La continuidad en el aprendizaje del niño es la prioridad, y es gratificante ver cómo los niños aprenden a leer y escribir en un contexto hospitalario. Esto refleja el gran esfuerzo de los alumnos y el compromiso marcado de los docentes con su labor educativa.
“En nuestra enseñanza, priorizamos el enfoque lúdico y adaptamos las actividades según las capacidades de cada niño. El trabajo es altamente personalizado para satisfacer sus demandas”, señala Jaquelina, una de las docentes. Y añade: “Nuestro objetivo es garantizar el derecho a la educación y facilitar el aprendizaje en la medida de lo posible”.
Aprendizaje y vínculos van de la mano. La relación entre el docente y el alumno es esencial para el proceso de aprendizaje. Implica la construcción de vínculos afectivos que preparan a la persona para asimilar el conocimiento. Esta dinámica se enfatiza en el contexto de la enseñanza hospitalaria, donde las docentes contribuyen con su empatía y sonrisas en cada habitación, enseñando y aprendiendo al mismo tiempo.
La directora, Laura Gualda, comenta: “Mantener un equilibrio entre nuestra profesión y las realidades que enfrentamos a diario es un desafío. Contamos con el apoyo de una psicóloga que nos acompaña y es esencial trabajar en la contención emocional de las docentes. Valoramos enormemente el trabajo que realizan; hacen un trabajo excepcional y se involucran profundamente en las vidas de los niños. Es imposible no encariñarse con ellos”.
Cada día, las maestras de la escuela, reafirman su compromiso con la educación como un derecho y una tarea que transforma vidas, incluso en el entorno desafiante de las habitaciones hospitalarias.