El 10 de septiembre es el Día Mundial de la Prevención del Suicidio (DMPS), una fecha que cada año busca concientizar acerca de este flagelo. Este año, el lema es “crear esperanza a través de la acción” y refleja la importancia del abordaje colectivo para este problema de salud pública.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) expresa en su página web que, cada uno desde su lugar, puede tomar medidas para prevenir el suicidio. Según el mismo organismo, se trata de una situación que ha crecido luego y a partir de la pandemia por Covid debido a que “más individuos experimentan pérdida, sufrimiento y estrés. Centrarse en la prevención del suicidio es especialmente importante para crear vínculos sociales, promover la toma de conciencia y ofrecer esperanza”.
El suicidio es un problema de salud pública importante que está rodeado de estigmas, mitos y tabúes. Por este motivo, suele ser una temática que se evita, pero que implica una tragedia que afecta gravemente a los individuos, sus familias y comunidades de pertenencia.
Cada año, más de 703.000 personas se quitan la vida tras numerosos intentos de suicidio, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos por este motivo. De allí la importancia del involucramiento colectivo en un flagelo que puede prevenirse a partir de intervenciones oportunas.
Claves de prevención
Aunque la relación entre el suicidio y los trastornos mentales está bien establecida, muchos suicidios también pueden producirse de forma impulsiva en momentos de crisis, como una pérdida económica. Algunos factores de protección son las relaciones personales sólidas, las creencias religiosas o espirituales y las estrategias de afrontamiento y prácticas de bienestar positivas.
En este marco, la OMS lanzó LIVE LIFE – VIVIR LA VIDA (en inglés y francés), una guía de implementación que consta de cuatro intervenciones clave, para prevenir el suicidio en todo el mundo. Es que acercarse a los seres queridos por su salud mental y su bienestar podría salvarles la vida.
Entre las más importantes para prevenir el suicidio se destacan el fomento de la comprensión, la búsqueda y el intercambio de experiencias. Mostrar que existen alternativas e inspirar confianza y luz en todos nosotros.
“Al crear esperanza, podemos reducir el estigma en torno al suicidio y fomentar una cultura en la que las personas necesitadas puedan buscar ayuda fácilmente”, se destaca desde la OMS. Asi, las conversaciones significativas y seguras sobre el suicidio también pueden ayudar a difundir el mensaje de que está bien hablar sobre el suicidio. A través de la acción, podemos desempeñar un papel de apoyo a las personas en crisis.