La enfermedad de Alzheimer de inicio temprano (también llamada de aparición temprana) es una forma de demencia poco común que afecta a personas menores de 65 años. Aproximadamente es entre un 5 % al 6 % de las personas que presentan síntomas de Alzheimer precoz.
Los signos tempranos de la enfermedad incluyen el olvido de eventos o conversaciones recientes. Con el tiempo, avanza hasta convertirse en un problema grave de la memoria y la pérdida de la capacidad para hacer las tareas cotidianas.
En la mayoría de las personas con esta enfermedad, la causa no está relacionada con una única mutación genética. Los expertos no saben con seguridad por qué algunas personas la presentan a una edad más temprana que otras.
Juntos, estos tres genes están presentes en menos del 1 % de todas las personas con enfermedad de Alzheimer, pero en alrededor del 11 % de las personas con enfermedad de Alzheimer de inicio temprano. Si tienes una mutación genética en uno de esos tres genes, es posible que desarrolles enfermedad de Alzheimer antes de los 65 años.
Con menor frecuencia, la enfermedad de Alzheimer de inicio temprano puede ser el resultado de mutaciones en tres genes (APP, PSEN1 o PSEN2), que pueden heredarse entre los miembros de la familia. Tener un padre, madre, abuelo o abuela que también ha tenido enfermedad de Alzheimer de inicio temprano puede ser una pista que sugiera estos cambios genéticos.
Es importante comprender que los antecedentes familiares de enfermedad de Alzheimer no necesariamente significan que una persona o una familia tienen una mutación genética. La falta de antecedentes familiares tampoco significa que alguien no va a desarrollar enfermedad de inicio temprano.
Un diagnóstico preciso es fundamental
En la enfermedad de Alzheimer de inicio temprano un diagnóstico preciso es fundamental. Es importante descartar otras causas posibles de tus síntomas, que se pueden tratar, y comenzar un tratamiento apropiado. La enfermedad de Alzheimer también puede tener características ligeramente diferentes en las personas jóvenes, que pueden llevar a un diagnóstico erróneo y retrasar el tratamiento apropiado, lo que repercute negativamente sobre la calidad de vida.
La enfermedad de Alzheimer es una afección que no se puede prevenir. Sin embargo, se pueden modificar varios factores de riesgo en el estilo de vida.
Existe evidencia de que tomar medidas para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares también puede disminuir el riesgo de demencia.
Estas son algunas opciones de un estilo de vida saludable para el corazón que se pueden seguir para reducir el riesgo de demencia:
Hacer ejercicio con regularidad.
Llevar una alimentación de frutas y verduras frescas, aceites saludables y alimentos bajos en grasas saturadas, como la dieta mediterránea.
Seguir las pautas de tratamiento para controlar la hipertensión arterial, la diabetes y el colesterol alto.
No fumar.
Fuente: Mayo Clinic