Es común que personas con enfermedades crónicas dejen de lado la actividad física. Sin embargo, es importante que los pacientes con enfermedades persistentes lleven adelante algún tipo de ejercicio físico.
Un programa completo incluye ejercicio que aumente el ritmo cardíaco, fortalece los músculos y ayuda a mantener el buen funcionamiento de las articulaciones.
Así, la actividad física es una gran aliada para sentirse mejor si se padece una enfermedad crónica. No solo para la afección en sí sino también para el estado de ánimo de las personas. No se trata de cualquier tipo de actividad sino de ejercicios específicos para las diversas dolencias.
Entre las enfermedades crónicas más comunes se encuentran las cardíacas, diabetes, depresión o dolor de espalda o en las articulaciones. Siempre es importante realizar la correspondiente consulta médica para realizar la actividad de manera segura.
Recomendaciones
Para la mayoría de los adultos sanos se recomienda hacer al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada o 75 minutos de actividad aeróbica vigorosa por la semana. También es ideal una combinación de ambas distribuidas a lo largo de la semana.
La realización del ejercicio aeróbico sirve aumenta el ritmo cardíaco y puede ayudar a mejorar la salud del corazón, la energía y el control de peso. Esto también puede repartirse en pequeñas cantidades de actividad física ya que lo importante es estar activo durante todo el día para contribuir a los beneficios de la salud.
Además del trabajo aeróbico, hay que tener en cuenta el fortalecimiento muscular sirve para facilitar las actividades diarias, lo que incide en el retraso de la aparición de enfermedades relacionadas con la fuerza al tiempo que sirve para el cuidado de las articulaciones.
Los ejercicios de flexibilidad son útiles con el fin de facilitar el movimiento de las articulaciones mientras que el trabajo con el equilibrio minimiza, entre otras cosas, la cantidad de caídas.
Sugerencias específicas
Comenzar una rutina de ejercicio regular no es sencillo, por lo que los especialistas recomiendan no solo realizarlo de manera guiada sino también elegir actividades que cada uno disfrute; más allá de la especificación médica.
¿Para qué es útil la actividad física en las siguientes enfermedades crónicas?
Artritis. El ejercicio puede aliviar el dolor, desarrollar la fuerza muscular en las articulaciones y disminuir la rigidez articular.
Dolor de espalda. El ejercicio aeróbico de bajo puede fortalecer la espalda y hacer que los músculos funcionen mejor. También, ejercitar los músculos abdominales.
Cáncer. La actividad física puede mejorar la calidad de vida y el estado físico de las personas que han tenido cáncer.
Depresión y ansiedad. Mejorar los síntomas de ambas afecciones.
Diabetes. Ayuda a reducir los niveles de glucosa sanguínea. El ejercicio también puede ayudar a controlar el peso y a aumentar la energía.
Enfermedad cardíaca. La actividad es clave para un mejor funcionamiento del corazón y la disminución del riesgo de que la enfermedad cardíaca empeore.
Osteoporosis. Esta afección hace que los huesos se vuelvan más delgados y se debiliten por lo que el ejercicio es útil para prevenir y minimizar esta situación.
Fuente: Clínica Mayo