El tabaco mata a más de 8 millones de personas cada año en el mundo, un millón de ellas en las Américas. El Día Mundial Sin Tabaco fue creado por los Estados Miembros de la OMS en 1987 y se conmemora cada 31 de mayo. Su objetivo es generar conciencia sobre los efectos nocivos del consumo de tabaco y de la exposición a su humo.
El consumo de tabaco es la principal epidemia prevenible a la que se enfrenta la comunidad sanitaria.
El lema del Día Mundial Sin Tabaco 2023 es Cultivemos alimentos, no tabaco. La campaña pretende animar a los gobiernos a poner fin a las subvenciones al cultivo de tabaco y utilizar los recursos ahorrados para ayudar a los agricultores a cambiar a cultivos más sostenibles que mejoren la seguridad alimentaria y la nutrición de la población mundial.
El tabaco es una de las mayores amenazas para la salud pública ya que mata a más de 8 millones de personas al año; de las cuales más de 7 millones son consumidores directos y alrededor de 1,2 millones son no fumadores expuestos al humo de tabaco ajeno.
Los consumidores de tabaco que mueren prematuramente privan a sus familias de ingresos, aumentan el costo de la atención sanitaria y dificultan el desarrollo económico. Por esto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera al consumo de tabaco como una de sus líneas prioritarias de acción ya que, si no se consigue cambiar la tendencia, el tabaco será responsable de la muerte prematura de unos 1000 millones de personas.
Según la última Encuesta Mundial sobre Tabaco en Jóvenes (EMTJ), el consumo de tabaco en cualquiera de sus formas es la principal causa de muerte prevenible en el mundo, y en Argentina el 13,2% de todas las muertes en mayores de 35 años pueden atribuirse al consumo de tabaco.
El impacto del consumo de tabaco en nuestro país fue estimado en 45.000 muertes, 19.000 diagnósticos de cáncer, 33.000 neumonías, 11.000 accidentes cerebrovasculares, 61.000 hospitalizados por enfermedad cardiovascular, y más de 100.000 personas que cada año enferman de EPOC.
En 2020 se conoció que el costo médico anual alcanzó los $196 mil millones, una pérdida de productividad laboral superior a los $91 mil millones. En total, el impacto del tabaquismo en el país representó más del 1,2% del Producto Bruto Interno (PBI).
En la última encuesta de 2018 se observó un descenso en la prevalencia de consumo de cigarrillos tradicionales entre los adolescentes de 13 a 15 años. Pero estos números no indican una cesación tabáquica por parte de los jóvenes sino una sustitución de esa práctica por la de cigarrillos electrónicos.
Esto advierte acerca de cómo la incorporación de nuevos productos de consumo podría incrementar entre los jóvenes, aún más el consumo de tabaco en sus distintas formas.
En el contexto de retracción de consumo de tabaco, las compañías tabacaleras han introducido en el mercado nuevos productos alternativos como los dispositivos electrónicos para fumar o inhalar aerosoles con o sin nicotina que son los llamados cigarrillos electrónicos (eCig) y más recientemente los productos de tabaco recalentado (PTCs).
Estos productos se promueven para ser utilizados en reemplazo de los cigarrillos convencionales aduciendo que están desprovistos de los efectos tóxicos del tabaco y no solo mantendrán a los consumidores adictos a la nicotina, sino que también generarán toda una nueva crisis ecológica, desde la extracción de los componentes de las baterías y la fabricación de plásticos hasta la eliminación de las cápsulas de vapeo