Cuando comencé a dar conferencias sobre telemedicina y las ventajas que podía percibir en el uso de esta nueva herramienta informática asociada a la salud, muchos colegas decían que lo que yo estaba promocionando iba a sacarle trabajo a los médicos. Por ese entonces entendí que todo cambio disruptivo en una sociedad conlleva resistencia.
La telemedicina no es más que la prestación de servicios médicos a distancia, ya sea en forma sincrónica (tiempo real entre dos personas) o asincrónica (tiempo diferido, es decir, se da una respuesta en un segundo tiempo).
Si nos remontamos a la historia, la telemedicina está relacionada al uso de las telecomunicaciones, es decir, al envío de información a través de largas distancias por medio de señales electromagnéticas. Vale aclarar que fue a principios del siglo XIX cuando apareció el telégrafo.
En lo que respecta a los primeros usos de la telemedicina como tal, se hicieron para transmitir vídeo, imágenes y datos médicos. A finales de 1950, principios de 1960 y en 1959, la Universidad de Nebraska comenzó a transmitir exámenes neurológicos por telemedicina y se pensó como excelente medida para conectar pacientes alejados de las zonas urbanas.
Como curiosidades podemos mencionar al Estetoteléfono (1890) el cual era una mezcla entre estetoscopio (aparato para escuchar los latidos del corazón) y el teléfono, que servía para captar los ruidos de la laringe; la Biotelemetría (1883), es decir, la monitorización de constantes vitales. Y no podemos dejar de mencionar a “El Doctor Radio” (1924), que con una visión futurista, casi de ciencia ficción, fue incluido en la revista Radio News, un magazine centrado en el mundo de la radio. Dentro de un reportaje de la edición de abril ya se adelantaba que en un futuro cercano los seres humanos tendríamos aparatos similares a un televisor a través del cual podríamos consultar al médico y recibir un diagnóstico sin tener que ir al hospital. Como vemos la ciencia ha logrado que la ficción se haya convertido en una realidad prometedora.
Dentro de la medicina tradicional, fue la radiología la primera especialidad fuertemente vinculada a la telemedicina. Y en las décadas de 1960/70 la telemedicina sufrió un gran impulso gracias a los programas de investigación de la NASA, ya que los astronautas no podían viajar con un médico al lado.
Fue sin lugar a dudas con el auge de Internet en la década del ‘90 que llegó una auténtica revolución en telemedicina, no sólo para la consulta virtual que todos conocemos, sino también para la educación del paciente, la transmisión de imágenes médicas, consultas de audio y video en tiempo real, educación médica continua, mediciones de signos vitales, entre tantas otras utilidades.
En época de pandemia la tecnología tuvo un rol fundamental ya que nos permitió seguir conectados con nuestros pacientes, sobre todo en aquellos con enfermedades crónicas o de difícil acceso. En el Hospital Italiano de Buenos Aires desarrollamos un Teletriage de Guardia, el cual nos permitió hacer un triage de patologías que podían ser tratadas por telemedicina, disminuyendo el acceso físico de los pacientes a las salas de urgencias, evitando de ese modo el contagio de colegas.
Vuelvo a las palabras del inicio de estas líneas, la telemedicina no llegó para suplantar a la medicina tradicional, sino para complementarla con tecnología, mejorando la calidad de atención de la población general y mejorando nuestros sistemas de salud.
Autor Prof. Dr. Fernando Giusio
Periodista Médico
Médico Legista – Jefe del Área Legal y Ocupacional del Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano de Buenos Aires
M.N. N° 90.355 M.P. N° 330.272