Los menores de un año pasan cerca de la mitad del tiempo durmiendo, etapa que está relacionada con actividades cerebrales como el autocontrol, la memoria y el funcionamiento del sistema nervioso.
Para los recién nacidos no hay diferencia entre día y noche ya que respetan sus propios ritmos de sueño. Sin embargo, hay hábitos que pueden empezar a establecerse con el objetivo de lograr un mejor descanso tanto para el bebé como para su madre, padre o cuidadores.
Cada bebé es diferente, pero a los tres o cuatro meses muchos duermen al menos cinco horas seguidas. Los bebés de esa edad deberían dormir entre 12 y 16 horas por día, con siestas incluidas. Además, en algún momento durante el primer año, el bebé comenzará a dormir durante unas 10 horas por noche.
La principal recomendación es dormir cuando el recién nacido lo haga con el objetivo de poder descansar y estar atentos para ellos. Eso sí, aunque los especialistas recomiendan que el bebé duerma en la habitación con quien lo cuida, es importante que lo hagan en su propia cuna con el objetivo de evitar accidentes si se comparte la cama.
Los buenos hábitos de sueño
Durante los primeros meses de vida, la alimentación en el medio de la noche interrumpirá el sueño tanto de los padres como de los bebés, pero es posible ayudar al niño a que duerma bien desde el comienzo.
A continuación, algunos consejos:
- Siga una rutina tranquila para la hora de dormir con el objetivo de comenzar a establecer pautas para el futuro. Por ejemplo, bajar las luces y que haya silencio en la habitación.
- Lleve al bebé a la cama cuando esté somnoliento, pero despierto. De este modo, comenzarán a relacionar la cuna con el sueño y es una manera de colaborar con el proceso de dormir. Recuerda recostar al bebé recién nacido boca arriba.
- Dale tiempo para que se acomode. Es posible que esté inquieto o llore durante unos minutos antes de quedarse dormido. Deja que pase un tiempo breve antes de ir a ver al bebé. Si sigue alterado, reconfórtalo y vuelve a intentarlo.
- Considera el uso del chupete como una manera de ayudar al dormir. Se trata de una decisión personal y que no debe interferir con el amamantamiento.
Más allá de estas recomendaciones, es importante tener en cuenta que lograr que el bebé duerma toda la noche no sucede de un día para el otro sino algo que se aprende con el tiempo. Ten la paciencia y constancias para entender los hábitos de tu bebé y sus maneras de comunicarse. Eso te ayudará a guiar a tu bebé para que duerma mejor. No obstante, si surgen dudas, la consulta con el pediatra puede ser de mucha ayuda.
Fuente: Mayo Clinic