La dificultad para expresar las emociones y los sentimientos puede producir enfermedades en el nivel físico; además del mental. Sin embargo, es el pensamiento el que maneja las emociones debido a las creencias y a las interpretaciones que realizamos de lo que sucede.
De manera consciente o inconsciente, lo que pensamos tiene efecto en el cuerpo debido a que emitimos señales químicas que retroalimentan nuestro sistema de creencias. En este contexto, las reacciones emocionales tienen la capacidad de que en situaciones complejas que nos producen estrés/miedo/ansiedad se corte el pensamiento y el cerebro solamente pueda analizar cómo salir y nos coloca en una situación de supervivencia.
Psicólogos y médicos explican que es posible controlar las emociones con el objetivo o de evitar o de minimizar el malestar. Incluso, proponen algunas ideas sencillas de aplicar con el objetivo de despistar a la mente y sus circuitos tradicionales. Aunque no se podrán desterrar los pensamientos negativos, sí hay herramientas que sirven para convivir con ellos o, lo que es mejor, dejarlos pasar.
Una de las maneras más eficaces son los ejercicios de respiración. Es importante destacar que hay que entrenarse en su realización con el objetivo de tenerlos a mano cuando aparezcan emociones que nos estresan. Si pretendemos realizarlos solo cuando nos sentimos enojados o tenemos miedo, es probable que no sean útiles.
Además, hay distintos ejercicios que tienen diversos propósitos. Entre ellos se destacan las técnicas de respiración relajante en las que se hace una exhalación más larga que la inhalación. También está la del estrés de combate con un método de empleo “4×4″, se trata de hacer cuatro segundos de inhalación y otros cuatro de exhalación.
Existen otras técnicas que cada uno deberá buscar y practicar con el objetivo de entrenarla y saber cuál se adapta mejor a sus necesidades. Otras técnicas son la coherencia cardiaca _que afecta o resuena en todos los órganos del cuerpo, principalmente en el corazón y el cerebro_ y el método Wim Hof. Este consiste en inhalar y exhalar rápidamente 30 veces seguidas, después de la trigésima inhalación, se exhala todo el aire y se aguanta la respiración tanto como se pueda hasta que luego se vuelve a la respiración normal.
Por otro lado y con el objetivo de gestionar las emociones existen diversas técnicas de meditación. Al igual que la respiración es preciso realizar una actividad continuada para poder utilizarla en los momentos críticos. En líneas generales la meditación consiste en un control voluntario de la atención, estar en el modo ser, situarse en el presente y observar todos los pensamientos y sensaciones que lo atraviesan a uno.
Entre otros beneficios, meditar aumenta el grosor de las cortezas prefrontales, brinda neuro plasticidad, aporta una mayor concentración, produce una menor reactividad emocional y permite distinguir los pensamientos voluntarios de los involuntarios.
Fuente: La Nación