La voz representa el principal medio de comunicación a través del cual las personas se expresan. Sin ella sería más difícil tomar contacto con el exterior y, aunque no siempre se le presta atención, un catarro o una disfonía son momentos en los que se toma consciencia de la importancia que tiene.
El Día Mundial de la Voz se celebra el 16 de abril y fue decretado por la Federación de Sociedades de Otorrinolaringología con el objetivo de promover la importancia de la voz no solo para comunicarse sino como un elemento de identidad personal. En 2023 el lema internacional es “Tu voz importa”.
Aunque hay profesiones más posibles de padecer trastornos de la voz como la docencia o la locución. En especial para ellas es clave la consulta periódica con el otorrinolaringólogo. La mayoría de las molestias relacionadas con la voz se deben a su mal uso y al sobreesfuerzo.
En general, se trata de padecimientos que afecta a cerca del 5% de la población. No de quienes tienen una problemática precisa sino de los que requieren atención médica especializada. Situación que suele incidir más en las personas de entre 25 y 45 años.
La voz puede afectarse transitoriamente a causa de gripes o resfríos. También por la presencia de reflujo gastroesofágico o de moco retronasal. Son causantes que provocan disfonía y pérdida de fuerza vocal. El cansancio y la edad avanzada también pueden producir alteraciones en la voz.
Es importante recordar que ante los cuadros relacionados con resfríos o laringitis, la recuperación de la voz debería ocurrir en aproximadamente dos semanas. Si eso no sucede, no hay que demorar la consulta al especialista.
Recomendaciones para cuidar la voz
Las estadísticas mundiales consideran que alrededor del 50% de los profesionales de la voz, en algún momento de su carrera consulta por alguna alteración. Aquí, algunas recomendaciones para locutores, docentes, cantantes, comunicadores, actores o conferencistas, pero también para quienes observan molestias en su voz por distintos motivos.
– Respirar de manera cómoda.
– Hablar con calma.
– No usar el aire residual.
– Evitar el ahogo.
– Hablar lento para no cansarse.
– Hidratarse para evitar la garganta seca.
– Descansar entre oraciones.
– Hacer períodos de silencio.