La edad de llegada varía pero suele estar en torno a los 50 años. La menopausia, el fin de los ciclos menstruales, también provoca síntomas variados en las mujeres que transitan esa etapa con mayor o menor incomodidad.
Luego de un año seguido sin tener la menstruación, puede decirse que una mujer entró oficialmente en la menopausia y los síntomas de este período pueden ir desde los clásicos sofocos hasta los cambios de estado de ánimo, insomnio y hasta sudoración nocturna.
Estos síntomas tienen diversos grados y pueden agregarse otros más intensos que, no obstante, tienen la opción de morigerarse a través de diversos tratamientos que pueden ser tanto hormonales como no.
La elección por el tratamiento y el tipo debe realizarse junto con el profesional, pero es claro que irá de la mano de la intensidad y el modo en que las molestias afecten la calidad de vida de las mujeres en esa etapa. En líneas generales, la terapia de reemplazo hormonal se hace con estrógenos; principalmente.
La decisión de usar hormonas o no recaerá, sin enfermedades específicas mediante, en la persona y estará determinada por la necesidad de minimizar los síntomas más molestos que pueden ser muy complicados. “Si esto es así, hay más probabilidades de que se elija la terapia y de que el médico lo recomiende”, destacan los expertos.
Los beneficios
En esta línea, existen algunos beneficios en la terapia hormonal que tiene que ver con la demostración de que es útil a los sofocos, la sudoración nocturna y los síntomas vulvovaginales.
A través de geles, parches o aerosoles, un beneficio extra de la terapia con estrógenos o estrógenos más progestágenos (para las mujeres con útero) es que en el largo plazo baja los riesgos de sufrir fracturas óseas.
En el corto, se mejora la calidad del sueño, los problemas anímicos así como la disminución de la satisfacción sexual. Todos puntos clave para una buena calidad de vida en un momento en que la mujer se encuentra plena en todos los aspectos.
Las contraindicaciones
Una de las principales contraindicaciones de la terapia hormonal tiene que ver con la posibilidad de que se formen coágulos en las piernas y los pulmones. También puede provocar accidentes cerebrovasculares. Este último riesgo crece a mayor edad mientras que es bajo para las mujeres menores de 60 o que ya llevan diez años después del último periodo.
Vale aclarar aquí que los productos que se colocan por fuera como los parches minimizan este tipo de efectos secundarios. En especial cuando tiene dosis bajas de estrógenos. Del mismo modo, quienes tienen una preponderancia de síntomas vaginales pueden utilizar estrógenos en la zona, con dosis muy bajas y muy poco riesgo asociado.
Por otro lado, si las mujeres que tienen útero utilizan medicamentos que contengan solo estrógenos –sin el agregado de los progestágenos o un modulador selectivo de los receptores estrogénicos, corren mayor riesgo de sufrir cáncer de útero.
Aunque los especialistas aseguran que los eventos graves en las terapias hormonales son poco frecuentes, también hay que tener en cuenta que puede haber un favorecimiento a desarrollar cáncer de mama. En especial en las mujeres con útero que usan estrógenos más progestágenos.
Fuente: Infobae