Casi a la par que el número de cesáreas crece, es más común hablar de la importancia de humanizar los partos. Aunque no siempre es posible, en especial en contextos en que las mujeres postergan o demoran su maternidad, en la actualidad se practica la cesárea humanizada.
Pese a la cirugía de por medio, se trata de imitar la situación de parto natural al fomentar, entre otras cosas, la participación activa tanto de la madre como del padre con el objetivo de que el nacimiento resulte más suave.
La cesárea humanizada es diferente de la natural ya que en esta última –menos utilizada- es la propia madre la que saca ella misma al bebé con unos guantes y se lo pone en el pecho. En esta técnica, es el cirujano el que saca la cabecita del bebé a través de la incisión que realiza con el objetivo de que la mamá haga el resto. Los especialistas aseguran que esta técnica es segura pero que se práctica, más que nada, en Estados Unidos.
Madre y bebé unidos
Aunque la utilización de la cesárea humanizada es una alternativa que se utiliza, los especialistas advierten que no es lo mismo y que –en lo posible- es preferible el nacimiento vaginal. En este sentido, solo se realiza en mujeres que por diversas causas no tienen la posibilidad de parir y ya anticipan la posibilidad programada de una cesárea.
Centrada en la mujer y en la familia, este tipo de práctica apunta a beneficiar no solo la salud física sino sobre todo la emocional y mental de la madre y de sus bebés. Entre otras cosas, se apunta a no separar al recién nacido de su mamá ya que esto produce malestar en ambos.
Así se prioriza la técnica llamada piel con piel que consiste en colocar al bebé encima del pecho de la madre apenas nace; algo que no siempre se hace en las cesáreas tradicionales. De este modo, durante la primera hora y antes de salir del quirófano, la madre no solo abraza a su bebé sino que también puede comenzar a amamantarlo.
El padre puede participar de todo el proceso y acercarse más luego de que se corta el cordón umbilical. Esta participación activa sirve para que las mujeres estén más tranquilas lo que favorece las hormonas del nacimiento como la oxitocina y la prolactina. De este modo, el proceso de apego y lactancia se realiza de manera mucho más natural.
Hace tiempo que han quedado atrás las ideas de que la presencia del padre o de alguien más en el quirófano podía aumentar el riesgo de infecciones o hemorragias. Los especialistas aseguran que la técnica es segura y que, de haber algún inconveniente, tanto la madre como el bebé son monitoreados de manera permanente y se actúa en consecuencia si la situación lo requiere.
Los beneficios del piel con piel
El contacto instantáneo entre la madre y su bebé apenas nace tiene los siguientes beneficios para la madre:
- Estabilización del ritmo cardiaco
- Favorece la contracción del útero
- Establece el vínculo de la lactancia materna
- Disminución de la hemorragia postparto
- Disminución de la incidencia de depresión postparto
Para los bebés, en tanto, se han registrado las siguientes ventajas:
- Mejor adaptación a la vida extrauterina
- Mejor adaptación a la respiración
- Mejor control y regulación de la temperatura
- Mejor frecuencia cardiaca
Fuente: Cuidate Plus