Las frases que denotan cansancio se duplican a esta altura del año, pero no son privativas de diciembre. Es que muchas personas tienen hábitos que pueden contribuir al agotamiento, mas no se dan cuenta.
El 2022 también tuvo un impacto especial en las energías de las personas a causa de la pospandemia. En su momento, pasar de la actividad al confinamiento y –ahora- retomar infinidad de actividades e, incluso más, tiene un impacto en todos los niveles.
Por otra parte, la alta inflación y la sensación de muchos que deben correr tras algo inalcanzable también se suma como factor de estrés y agotamiento. En este sentido, los especialistas recomiendan –en primera instancia- descartar causas físicas del cansancio con un chequeo médico.
En este punto, la consulta psicológica también es una recomendación ante el síntoma de cansancio crónico. No obstante, existen algunas cuestiones a tener en cuenta cuando la baja energía persiste.
Uno es observar si por la noche se duerme bien o se tiene un sueño reparador; algo que a veces cuesta con el calor y las preocupaciones. Cuando se duerme poco o mal es común sentir irritabilidad o cierta lentitud para concretar las tareas. Si la situación se mantiene en el tiempo, el agotamiento es casi la consecuencia natural. La cantidad mínima de sueño por día varía según la persona y la edad, pero oscila entre las 7 y las 9 horas en total.
En segundo lugar, el estrés es otro factor que contribuye a generar cansancio. Aunque no es sencillo de resolver o de aliviar, tal vez saber que las situaciones permanentes de estrés tienen consecuencias emocionales, fisiológicas o psicológicas, sirva de atenuante a la hora de indagar el porqué del agotamiento continuo.
Al respecto, los especialistas explican que es importante ser conscientes de los propios niveles de autoexigencia que incrementan el estrés y, entre otras cosas, también el cansancio. De esta manera, se provoca una suerte de círculo vicioso que puede también derivar en angustia, ansiedad o depresión.
La mala alimentación es el tercer aspecto a tener en cuenta en torno al cansancio y hasta la dificultad de levantarse a la mañana. Al respecto a veces es importante realizar la consulta con el nutricionista ya que no siempre esto tiene que ver con una baja ingesta de alimentos sin, en general, con una deficiente selección de nutrientes que aporten energía.
En este sentido, el exceso en la comida con grasas saturadas y harinas inciden en el cansancio generalizado ya que pueden tener gran cantidad de energía, pero poco aporte nutricional. Aunque este tipo de alimentos a veces funcionan por un segundo para calmar la ansiedad, en general tienen un impacto negativo en los niveles de energía así como de agotamiento neuronal.
Como cuarto factor y al contrario de lo que se puede creer, realizar poca actividad física no colabora en nada para sentirse con mayor energía. En este sentido, el sedentarismo es otro de los factores que inciden para sentirnos cansados y no es cierto que sea una manera de descansar ya que cuando menos se hace, menos ganas se tiene de moverse.
El movimiento es una manera de activar la energía del cuerpo y no solo la física sino, sobre todo, la mental. Por este motivo, para minimizar el cansancio se recomienda realizar actividades como caminar, andar en bicicleta y hasta hacer las tareas domésticas como un modo de sentirnos más enérgicos.
Por último, la poca atención que muchas personas dedican a su tiempo de ocio y relajación es otro modo de incrementar el cansancio. En este sentido, no es menor destinar algunas horas por semana a actividades que sirvan para distraernos. No se trata de ver televisión sino de realizar acciones que sirvan de conexión ya sea con algo que se disfruta o con el fin de nutrir los vínculos; una gran manera de relajarse en medio del frenesí diario.
Fuente: La Nación