Pese a las publicidades engañosas que prometen descenso de peso en pocos días y de manera sencilla, cada vez está más difundida la idea de que para acomodar el cuerpo a valores relativamente saludables es preciso realizar un cambio de hábitos. De manera paulatina, guiada y saludable, los especialistas en nutrición repiten una y otra vez que las recetas mágicas no existen.
Sin embargo, existen algunos factores que no están estrictamente relacionados con la alimentación que pueden incidir de manera negativa en el objetivo de comer más sano. Es importante tenerlos en cuenta. En especial para evitar frustraciones innecesarias cuando los kilos no se van, pese a hacer “todo bien”.
Uno de ellos son los patrones de sueño. En este sentido, quienes duermen poco y mal tienen más dificultades a la hora de regular sus comportamientos alimentarios sí como son más sedentarios debido a que tienen menos energía.
Además de reducir sus actividades espontáneas y minimizar la actividad física, la falta de sueño genera diversos cambios hormonales que a veces favorecen la mala metabolización o la acumulación de grasa corporal.
El estrés es otro factor que puede ser contraproducente a la hora de querer perder peso debido a que también puede influir en el comportamiento ante la comida. Por otra parte, el estrés crónico aumenta el apetito así como incide en la necesidad de comer alimentos con mayores carbohidratos.
Mitos
Además de esto, también ha mitos que juegan en contra del proceso de adelgazamiento. Uno es que hay realizar entre cinco y seis comidas diarias para acelerar el metabolismo. Sin embargo, no es algo que esté comprobado y los especialistas recomiendan repartir las cantidades de la manera más conveniente para cada uno.
Otro mito es catalogar los alimentos entre sanos y no. Sin negar la diferencia en el aporte calórico de distintos alimentos así como de frituras, dulces y grasas; los profesionales advierten que las personas coman de más los alimentos que consideran saludables. Algo que, finalmente, atenta contra la baja de peso.
Un ejemplo de esto es la diferencia entre harinas o azúcares integrales y blancas. Si bien las primeras son más saludables, tiene la misma cantidad de calorías que las segundas por lo que también hay que moderar su consumo.
Constancia y buenos hábitos
En síntesis, es importante tener en cuenta que una pérdida de peso efectiva debe, en primera instancia, adaptarse a las necesidades y gustos de las personas. Trazar un plan de ruta y, sobre todo, ser paciente a la hora de esperar los resultados. La clave pasa por respetar los procesos y hacer foco en la importancia del aprendizaje de nuevos modos de alimentarse.
Minimizar el consumo de alcohol así como tener en cuenta que algunos tipos de alimentos no pueden ser de ingesta cotidiana, pero sin pensar todo el tiempo en la privación que –en general- incrementa la ansiedad.
Fuente Cuidate Plus