Aunque faltan unos días para su comienzo formal, la primavera ya se siente en el aire. Y no es amor lo que muchas personas sienten ya que las alérgicas han comenzado a acusar recibo de ello con diversa intensidad en los síntomas que van desde molestia leves a agudas.
El polvillo en el aire con sus ácaros, la época de viento zonda, el polen con las flores en plena aparición y el pelo de los animales hacen que esta romántica estación se transforme en padecimiento para quienes sufren de alergia con los clásicos síntomas de congestión nasal, estornudos y “agüita” que cae de la nariz como si se hubiera abierto un grifo.
Ojos que pican, conjuntivitis alérgica, dificultad para respirar y tos también entran dentro de las afecciones de esta época que también puede provocar molestias dermatológicas.
Tanto para diagnosticar como para tratar la alergia, lo ideal es consultar con un especialista ya que saber qué es lo que el cuerpo detecta como alérgeno (sustancia que provoca la reacción) es la principal manera de minimizar las consecuencias de lo que a cada uno le afecta.
Hay que tener en cuenta que el mecanismo se despierta a partir del contacto, inhalación o ingesta de la sustancia que despierta la reacción inmunológica.
En relación a las alergias, hay dos formas médicas de tratarlas. Una es la vacuna –con un tratamiento médico especial en el que no solo se detecta el alérgeno para luego “aplicarlo” en forma de vacuna sublingual o subcutánea con el fin de inmunizar a la persona.
Se trata de un proceso de largo aliento ya que la persona debe invertir algunos años en ello, pero, según muchos especialistas, es una de las principales formas de deshacerse de las famosas alergias.
Por otro lado, están los antihistamínicos para aliviar los síntomas de la alergia. Sin embargo, es preciso no automedicarse ni tomarlos en exceso ya que deben ingerirse por un tiempo determinado por el médico tratante.
Más allá de los paliativos y medicaciones, también hay algunas medidas de prevención que pueden tomarse por cuenta propia aunque no es tan sencillo debido a que la mayoría de las sustancias que provocan alergia están en el aire y, en general, ni siquiera pueden verse.
No obstante, quienes puedan quedarse en casa los días ventosos y, en especial cuando el zonda arrecia, podrán reducir síntomas aunque no siempre puedan notarlo. Es decir que la afección aparecerá pero tal vez sería más fuerte si la persona se expusiera al aire libre en días con viento.
Por otro lado, para minimizar la presencia de ácaros o de pelos de animales, es importante ventilar los ambientes así como la ropa de cama. Evitar alfombras, tapizados y otros llamadores de polvo –muchas veces “escondidos” en los cuartos de dormir- es otra forma de reducir alérgenos.
Recordar el que el humo del cigarrillo puede aumentar los síntomas de alergia por lo que siempre la idea de dejar de fumar o evitar estar cerca de alguien que lo hace es una manera de alivianar los síntomas que llegan con la primavera.