Desde hace unos años, cuando se empezaron a popularizar las dietas “naturales”; los alimentos ultraprocesados –que ya no gozaban de buena prensa- comenzaron a ser uno de los blancos a destruir si se pretendía una alimentación sana.
Así, este tipo de alimentos está entre los primeros que médicos y nutricionistas piden suprimir en general y, en particular, a quienes tienen problemas de peso, diabetes o patologías cardiovasculares; entre otras. En la actualidad, los especialistas recomiendan, no obstante, su reducción paulatina.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), suelen contener pocos o ningún alimento entero y son formulaciones industriales principalmente a base de sustancias extraídas o derivadas de alimentos, además de aditivos y conservantes.
En síntesis, son alimentos con contenidos altos de grasas totales, saturadas y sodio así como con exceso de azúcares libres. Por lo tanto, prácticamente no contienen nutrientes de calidad como fibra alimentaria, proteína y diversas vitaminas.
Así, los productos ultraprocesados de mayor consumo son: galletitas dulces, snacks salados, alfajores, golosinas, salchichas, fiambres, panificados, helados, gaseosas, pastas o pizas precocidas, salsas, comidas congeladasy mayonesas; entre otros.
Además, se cuentan alimentos que suelen adquirirse bajo la creencia de que son sanos como barritas energéticas, cereales azucarados y postres lácteos.
En los ultraprocesados, el alimento original está presente en un porcentaje ínfimo y cada vez más investigaciones advierten sobre los riesgos de su consumo ya que afectan de diversos modos a la salud en general.
Los especialistas, sin embargo, saben que no es fácil suprimirlos al 100 % de la dieta debido, por un lado, a lo extendido que se encuentran, a que a veces son más baratos o prácticos y, sobre todo, a que se trata de productos elaborados con ingredientes que provocan satisfacción rápida y que, por tanto, son altamente adictivos.
Por este motivo, lo importante no es eliminarlos de cuajo sino –de a poco- reemplazarlos y comenzar a consumir alimentos naturales o frescos así como por algunos procesados que no son tan nocivos ya que tienen importantes cantidades de azúcar, harina refinada o aceite vegetal refinado.
Esto es debido a la resistencia psicológica que puede provocar el negarse algo específico y provocar así el efecto contrario en las personas que se proponen no comer más snacks, gaseosas u otros. Así, esto sirve para quitarle importancia mental a estos alimentos.
Por otro lado, los profesionales alientan a comenzar a cocinar así como probar comidas lo más frescas posibles; en especial cuando el clima acompañe y no haga tanto frío.
Por otra parte, también es importante contar con apoyo familiar a la hora de bajar las cantidades de ultraprocesados así como comenzar a planificar el menú semanal y no tener que recurrir a estos alimentos por falta de tiempo a la hora de las comidas.
Fuente Cuidate Plus