Los números lo reflejan: la tasa de natalidad viene en caída desde hace varios años. Con un descenso de 3.3 puntos entre 2010 y 2018, se registraron, en ese último año, 1133 nacimientos menos en el país.
El registro es el más bajo de los últimos tiempos y deja al descubierto algunos cambios sociales y laborales de la última década: el incremento de mujeres en el mercado laboral (en 8 años, se contabilizaron en el mercado privado registrado 296.403 mujeres más que en 2010 [según números del Ministerio de Trabajo de la Nación], y un 3% de mujeres más en el trabajo informal [según una encuesta realizada por la UCA]); la coyuntura económica y características mayormente informales del trabajo femenino (que demandaron la adquisición de más de un trabajo por mujer); la creación de programas de salud sexual y reproductiva y la creación del programa de educación sexual integral.
Si bien por provincia pueden vislumbrarse distintos valores en cuanto a la cantidad de nacimientos desde el 2010, la tendencia es unánimemente decreciente: Según registros del Ministerio de Salud de la Nación, provincias como Santa Cruz, Chubut, Neuquén y Río Negro bajaron entre 6 y 12 puntos el porcentaje de nacimientos por cada mil habitantes; en Ciudad y provincia de Buenos Aires y las jurisdicciones de Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Misiones, Salta, San Juan, San Luis, Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán y Tierra del Fuego descendieron a entre 1 y 4 nacimientos menos por cada 1000 habitantes y en Catamarca y Chaco bajó 0.2 puntos.
Así mismo, de acuerdo a la encuestadora datosmacro.com, el número de hijos por mujer también descendió, pasando de una media de 2.35 niños por cada madre a 2.26 en 2018. Además, según el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), la maternidad se viene postergando, dándose predominantemente entre mujeres de 20 a 29 años.
La mujer en el mercado laboral
Un gran logro de la población femenina es su incorporación cada vez más marcada al mercado laboral. Pero si bien participa de manera cada vez más activa, de acuerdo al boletín sociodemográfico publicado en el último trimestre de 2019, su distribución y concentración en determinadas actividades económicas está estructuralmente condicionada por el género. Esto suele representar en muchos casos una prolongación de las tareas que se les asignan tradicionalmente o la necesidad de contar con más de un trabajo para alcanzar el mínimo para vivir, lo que implica menor disponibilidad para la familia.
Beneficios de los programas de salud sexual y reproductiva
Según la primera encuesta nacional sobre salud sexual y reproductiva, los resultados de implementar estos programas en el país son muy positivos: el 90% de las y los jóvenes declaró usar métodos anticonceptivos en su primera relación sexual y 8 de cada 10 argentinas y argentinos en edad reproductiva estaría usando métodos anticonceptivos en la actualidad.
Así mismo, la creación del plan ENIA (Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia) estaría ayudando a disminuir la cantidad de embarazos en adolescentes al trabajar fuertemente en garantizar el acceso gratuito a métodos anticonceptivos, al brindar educación sexual integral en todas las escuelas, al garantizar consejerías en salud sexual y reproductiva y al realizar actividades de promoción comunitarias, de acuerdo a un documento elaborado por Julia Frenkel, miembro del Centro de Estudios para el Cambio Estructural, en noviembre de 2019.