Distintas son las reflexiones que se han hecho en este último tiempo sobre “el fenómeno” runner, las marchas, las fiestas con gran cantidad de personas y demás. Romper las reglas para recuperar la libertad es uno de los argumentos que suele escucharse en respuesta a la cuarentena; movilizarse por derechos socavados durante la pandemia, es otro. La caída de la economía entre medio y la interpretación de una cuarentena que vendría a tapar acciones de un gobierno sin planes a futuro, la más fuerte.
Existen también explicaciones psicológicas, sociológicas y filosóficas que pueden ayudar a comprender de manera más profunda el porqué de tales acciones y sus consecuencias, y permitir vislumbrar una respuesta más “equilibrada”. En entrevista con Diario Salud, el reconocido filósofo Roberto Aras, la licenciada en letras Patricia Stillger y el psicoanalista Jorge Aita dan su lectura y consejos ante la situación actual.
¿Qué explicación tiene el fenómeno de relajación ante la pandemia?
-Según Stillger y Aita, una de las respuestas a esta pregunta está en experiencias pasadas, que demuestran que, una vez que existe una cura, quienes se benefician primero son “las personas de más recursos”, mientras que a los más vulnerables “les llega tarde”. Así, según explican, habría una seguridad en quienes salen a correr, ya que para poder hacerlo disfrutan de una buena alimentación, por tanto de ingresos y, quizá, de lo necesario para pagar una vacuna.
Así mismo, serían ellos mismos quienes podrían acudir a reuniones familiares, de amistades y otras actividades, ya que tienen la manera (económica) de hacerlo. Al contrario, quienes ven profundizadas sus vulnerabilidades y reciben ayuda del Estado no contarían con los recursos para la cura, y por tanto, respetarían la cuarentena.
-Otra explicación que dan se encuentra en “los impulsos vitales”: errores comunes cometidos luego de actuaciones del Estado con las que no concuerdan y a las que no encuentran otra respuesta. En ese sentido, el filósofo entrevistado explica que, cuando algunas personas perciben una crisis en la ejemplaridad política por sus conductas y exigencias, comienzan a cuestionar el valor que tienen como servidores públicos y agentes de solución de los problemas comunes, y actúan en consecuencia.
–También existiría un motivo más “existencial”, que de acuerdo a Aras tendría que ver con la dificultad de prepararse como seres humanos para la muerte. Y un motivo más “emocional” que tiene que ver con que, en la situación creada por el COVID-19, el arco de nuestras preocupaciones reacciona más por nuestra afectividad (miedo, ira, desesperanza, etc.) que por la elaboración de un panorama trazado con ayuda de la razón: “Heidegger, el famoso filósofo alemán contemporáneo, sostenía que la vida humana alcanzaba “autenticidad” cuando era capaz de enfrentarse a la finitud, o, en otras palabras, cuando se definía frente a la muerte. Esto nos da una idea de la dificultad que tiene el hombre en llegar a esa sinceridad vital que le recuerda que hay un límite insalvable para la existencia. Por eso también, la “idea” de la muerte (más aún cuando está reforzada por la “experiencia” de la muerte de seres cercanos) provoca un rechazo por lo que se la trata de ocultar, en primer lugar, a través de las palabras (muerte=sueño) y luego por el pensamiento relajante de ‘a mí no me va a pasar’”.
¿Se puede cambiar como sociedad?
Si bien, de acuerdo a Stillger, un cambio puede parecer un poco utópico (soñado), señaló que es posible cambiar, pero que no es posible organizar a la sociedad para que cambie, por lo que es desde la individualidad de cada uno desde donde podría darse una modificación: “Colectivamente, para no relajarnos, no habría mucho para hacer. Las decisiones del Poder Ejecutivo, van de suyo. Ejecuta. Si no acierta, baja las chances de aportar soluciones”.
Otra solución como individuos, según el plano del derecho, consiste en pensarnos como parte de una sociedad en donde el derecho propio empieza donde termina el de los demás. Por lo cual, una actuación personal debe pensarse como una decisión que tendrá consecuencias para el resto: Exponerse o arriesgarse ante el virus es exponer o arriesgar a los demás.
En ese sentido, el filósofo Aras propone:
- Apelar al ejercicio responsable de nuestra libertad;
- Buscar explicaciones para acatarse a las soluciones necesarias, por más difíciles o incómodas que sean;
- Tomar conciencia de las circunstancias; y
- Comprender que las epidemias no son sólo médicas (científicas), sino también sociales e, incluso, religiosas.